II DOMINGO DE CUARESMA ‘CUARESMA 2025’

Evangelio del día

Lectura del SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN Lucas

(9, 28b-36)

En aquel tiempo, tomó Jesús a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto del monte para orar. Y, mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió y sus vestidos brillaban de resplandor.

De repente, dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que, apareciendo con gloria, hablaban de su éxodo, que él iba a consumar en Jerusalén.

Pedro y sus compañeros se caían de sueño, pero se espabilaron y vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él.

Mientras estos se alejaban de él, dijo Pedro a Jesús:
«Maestro, ¡qué bueno es que estemos aquí! Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías».

No sabía lo que decía.

Todavía estaba diciendo esto, cuando llegó una nube que los cubrió con su sombra. Se llenaron de temor al entrar en la nube.

Y una voz desde la nube decía:
«Este es mi Hijo, el Elegido, escuchadlo».

Después de oírse la voz, se encontró Jesús solo. Ellos guardaron silencio y, por aquellos días, no contaron a nadie nada de lo que habían visto.

Palabra de Dios.

Reflexión

Muchas veces parece que queremos vivir grandes aventuras, pero sin salir de casa: adelgazar sin esforzarnos, aprobar sin estudiar, que nos perdonen sin nosotros hacer nada ni cambiar…

Nos pueda pasar como a Pedro en este relato: «Qué bien se está aquí». Sí, en contacto con Dios. Pero ese encuentro que Dios nos concede, requiere esfuerzo.

Pedro ha tenido que sacrificarse, ponerse en marcha, «subir a la montaña» para luego bajar, bajar a las profundidades de su ser, para descubrir a Jesús como Señor, como el Hijo amado de Dios del que necesitamos escuchar su Palabra.

Preguntas

El evangelio de hoy nos cuenta la transfiguración de Jesús en el monte Tabor. Y nos preguntamos qué tiene que ver esto con nuestra vida cristiana.

  1. «Mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió y sus vestidos brillaban de resplandor… Pedro dijo a Jesús: ‘¡Qué bueno es que estemos aquí!». Jesús quiso dejar traslucir y comunicar a los tres discípulos su condición divina, su ser Dios. Todo ello mientras oraba y se comunicaba con Dios Padre. Pedro goza con esta experiencia y quisiera prolongarla para siempre. ¿Podemos tener acceso también nosotros a una experiencia similar? Cuando oramos de verdad y cuando recibimos la comunión ¿no estamos tan cerca de él que él está en nosotros?
  2. «Una voz desde la nube decía: ‘Este es mi Hijo, el Elegido, escuchadlo». Es la voz de Dios Padre que nos presenta a Jesús como su Hijo amado. Y nos pide una cosa: que escuchemos su Palabra, porque es Palabra de Dios, Palabra de luz, de amor y vida. “El que sigue mis palabras tendrá la luz de la vida”. “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz verdadera”. ¿Procuro escuchar sus palabras, especialmente en este tiempo de Cuaresma?
  3. «Hoy, domingo más cercano al día 19, fiesta de San José, es el día del Seminario». Todos los cristianos tenemos algo que ver con las vocaciones sacerdotales. Los sacerdotes nacen en una familia como la nuestra, crecen en comunidades parroquiales como la nuestra y se forman en el seminario de San José y en la Facultad de Teología. Uno de ellos es de nuestra parroquia San Pedro de la Fuente. ¿Cómo podemos ayudar a que la Iglesia tenga los sacerdotes necesarios para hacer presente a Cristo y su evangelio?

Señor Jesús, el evangelio de hoy acontece mientras tú orabas en lo alto del monte. Lo hacías con frecuencia. Tan es así que los apóstoles te dijeron: “Señor, enséñanos a orar”. Y nos enseñaste, no sólo las palabras de Padre Nuestro, sino también y sobre todo la actitud y disposición interior con la que hemos de orar: “Cuando ores, entra en tu cuarto (en tu interior) y ora a tu Padre que está en lo secreto… No uséis muchas palabras, vuestro Padre sabe lo que os hace falta”.

Nada mejor, Señor Jesús, que orar con tus palabras del evangelio: “Escuchadle”. Sí, podemos escuchar tu Palabra de luz y vida, y dejarnos guiar por ella. Seguro que la experiencia de Pedro también será la nuestra: “Qué bien se está así”.

Hoy queremos pedirte, Señor y Dios nuestro, por las vocaciones sacerdotes, por los seminaristas: que haya jóvenes capaces de escuchar tu llamada y que lleguen a ser buenos y santos sacerdotes.

Amen.