V DOMINGO DE CUARESMA ‘CUARESMA 2025’

Evangelio del día

Lectura del santo Evangelio según SAN Juan

(8, 1-11)

En aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo, y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba.

Los escribas y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio, y, colocándola en medio, le dijeron:
«Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras; tú, ¿qué dices?».

Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo.

Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo:
«El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra».

E inclinándose otra vez, siguió escribiendo.

Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos, Y quedó solo Jesús, con la mujer en medio, que seguía allí delante.

Jesús se incorporó y le preguntó:
«Mujer, ¿dónde están tus acusadores?; ¿ninguno te ha condenado?».

Ella contestó:
«Ninguno, Señor».

Jesús dijo:
«Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más».

Palabra de Dios.

Reflexión

Jesús en este pasaje del Evangelio; tiene delante a una mujer pecadora, despreciada y condenada por los judíos.

Sin embargo, Él no se avergüenza, ni le reprocha su conducta. El ve todo lo malo y todo lo bueno que ha hecho en la vida. Siente respeto hacia ella.

También siente amor y misericordia apiadándose de ella. La perdona.

En esta mujer estamos representados todos nosotros, que somos pecadores. Porque como bien dice él: «Quien esté limpio de pecado que tire la primera piedra».

Preguntas

El camino de la Cuaresma está muy avanzado.

Nos acercamos a la Semana Santa.

El evangelio de este domingo nos habla de la misericordia de Dios que se nos revela en el comportamiento de Jesús: «Dios no envió su Hijo al mundo para condenarlo, sino para salvarlo».

Tres preguntas ante el evangelio de este domingo:

  1. ¿Qué pretenden aquellos escribas y fariseos al presentar aquella mujer adúltera a los pies de Jesús para aplicar en ella la ley de condena?
  1. ¿Cómo interpretas el gesto de Jesús de inclinarse, por dos veces, para escribir con el dedo en el suelo?
  1. «Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más». El perdón de Dios no sólo libera a esta mujer del mal moral que pesa sobre ella, sino que también la rehabilita como mujer y la capacita para emprender una nueva vida. ¿Cómo se actualiza hoy este evangelio? ¿Cómo se recibe ahora el perdón de Dios que también rehabilita para vivir la vida con nueva ilusión?

Señor Jesús, te doy gracias porque, con tus palabras y tus obras, nos has revelado el misterio de Dios-Amor. Tu comportamiento ante aquella mujer adúltera que, según la ley, debe morir apedreada, manifiesta la misericordia de Dios.

Aquello que nos dijiste en otra ocasión: “No juzguéis y no seréis juzgados, no condenéis y no seréis condenados, perdonad y seréis perdonados”, lo pones en práctica de una forma sencilla y humilde, pero eficaz. Concédenos, Señor, el don de tu Espíritu para saber comportarnos como tú hiciste en este evangelio. Con tu silencio ante quienes acusaban públicamente y humillaban sin piedad a aquella mujer, nos das una gran lección. Y más todavía cuando les devuelves su propia imagen con aquellas palabras que les hace retroceder: “El que esté sin pecado, que tire la primera piedra”. ¡Qué fácilmente condenamos a los demás de aquello que nosotros mismos pecamos!

Una vez más te decimos “gracias, Señor Jesús” porque tus palabras finales del evangelio de hoy, resuenan también para nosotros y nos dices: “Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más”. Tus palabras, Señor, nos infunden una nueva esperanza. Que así sea.

Amen.