DOMINGO 21 DE ABRIL -PASCUA 2024-

¡JESÚS RESUCITÓ!

¡ÉL VIVE HOY!

Lectura del santo Evangelio según San Juan 10, 11-18

En aquel tiempo, dijo Jesús:

«Yo soy el buen Pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo las roba y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las ovejas.

Yo soy el buen Pastor, que conozco a las mías, y las mías me conocen, igual que el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas.

Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a esas las tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño, un solo Pastor.

Por esto me ama el Padre, porque yo entrego mi vida para poder recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente. Tengo poder para entregarla y tengo poder para recuperarla: este mandato he recibido de mi Padre».

Palabra de Dios.

Oración

Señor Jesús, en este domingo cuarto de Pascua leemos el evangelio del Buen Pastor. Son palabras salidas de tu boca que tienen una clara resonancia de los profetas del Antiguo Testamento. Ellos criticaban a los dirigentes del pueblo de Israel como malos pastores que buscaban su propio bien en lugar de buscar el bien de las ovejas. Tú, Señor Jesús, te presentas en el evangelio de hoy como el Buen Pastor: “Yo soy el Buen Pastor que conozco a mis ovejas y las mías me conocen”. Sí, nos conoces a cada uno de nosotros “igual que el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre”. Es decir: con un conocimiento que entraña mucho amor y mucho interés por nuestro bien, “le importan mucho las ovejas”. Te importa mucho nuestra vida, porque nos quieres y quieres nuestro bien.

Tú eres el Buen Pastor y nos amas hasta el punto de dar tu vida por nosotros. “Yo doy mi vida por las ovejas”. Es tu rasgo más característico, porque no sólo lo has dicho, sino que sobre todo lo has hecho. “Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos” (Jn 15, 13). Gracias, Jesús, porque tu amor ha llegado hasta el extremo: “Habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo” (Jn 13, 1).

Precisamente por ser el evangelio del Buen Pastor, quiere la Iglesia que este día sea una jornada especial de oración por las vocaciones. Por eso nos unimos hoy a toda la Iglesia para pedir juntos por esta intención que nos afecta a todos, cada uno con su vocación y misión propia en la vida. Y lo hacemos con esta Oración.

Padre, ayúdanos a hacer tu voluntad cada día, en cada momento. Que no nos cansemos nunca de buscar lo que quieres de nosotros, para que todos, con alegría, nos sepamos discípulos tuyos.

Que todos, con generosidad, nos sintamos misioneros, enviados a llevarte allí donde tú deseas que vivamos nuestra fe.

Que no falten nunca jóvenes que, reconociendo tu llamada, digan, sin miedo: «Hágase tu voluntad»; y que tu Madre, María, nos fortalezca en nuestro compromiso contigo y con la Iglesia.

Amén.

ÉL SIGUE VIVO ENTRE NOSOTROS

PRUEBA DE ELLO...

Andrés Galán Sancho

Andrés tiene 20 años y es seminarista de la parroquia de San Pedro de la Fuente; dónde desde pequeño ha colaborado de forma activa en diversos grupos como monaguillo, catequista y jóvenes.

Actualmente está ayudando en la parroquia del Salvador (Capiscol) en el Arciprestazgo de Gamonal.

Lleva 7 años en el seminario. Estudia 3º de Teología.

En este tiempo de Pascua en la que celebramos la Resurrección de Jesús, dinos si Jesús es para ti alguien que vive y te relacionas con él. ¿Quién es Jesús para ti?

Jesús para mí es una persona que está más vivo que nunca, alguien en quien confío, a quien puedo contarle mis alegrías, preocupaciones. Rezando es la manera mejor en la que me relaciono con él, dedicando largos ratos a la oración, a la lectura espiritual…

¿En qué momentos y cómo se manifiesta esa relación con Jesús en tu vida?

Está en todo lo que hago cada día, procuro siempre tener su presencia en mi día a día, en cada pequeña acción que haga y en cada persona que se me acerca, pero sobre todo le veo en la oración, esos ratos en los que estamos él y yo son lo que me ayuda a afrontar cada día, cada situación, cada problema, todo; es el que sostiene mi vida.

¿Qué consecuencias tiene en tu vida esta fe o creencia en Jesús que vive?

Las consecuencias de mi fe son una alegría inmensa de saber que está Jesús tan vivo como lo estuvo cuando habitó en la tierra, el saber que él está en el sagrario y me quiere, me escucha, me entiende y me espera, me ayuda a perseverar en mi fe, en mi vida, en mis relaciones con los demás, en mi oración, en mis estudios y en cada cosa de cada día.

¿Qué le dirías a uno que no cree en esta verdad de fe: no cree que Jesús, como hombre que fue igual que nosotros, resucitó y vive?

Le diría que hay que “dejarse hacer”; muchas veces pretendemos hacer la cosas por nuestra cuenta, sabiendo que todo depende simplemente de nuestras fuerzas y de que todo lo controlamos nosotros; pero el creer que Cristo vive y está en mí, me ayuda a poder llevar esa alegría de la resurrección y soy mucho más feliz desde que sé que Jesús está vivo y que me ama y me quiere; y eso a mí me da la vida.

IV Domingo de Pascua

Primera lectura

Lectura de los Hechos de los Apóstoles

(4, 8-12)

En aquellos días, lleno de Espíritu Santo, Pedro dijo:
«Jefes del pueblo y ancianos: Porque le hemos hecho un favor a un enfermo, nos interrogáis hoy para averiguar qué poder ha curado a ese hombre; quede bien claro a todos vosotros y a todo Israel que ha sido el Nombre de Jesucristo el Nazareno, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de entre los muertos; por este Nombre, se presenta este sano ante vosotros. Él es la “piedra que desechasteis vosotros, los arquitectos, y que se ha convertido en piedra angular”; no hay salvación en ningún otro; pues bajo el cielo no se ha dado a los hombres otro nombre por el que debamos salvarnos».

Salmo

La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular

Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Mejor es refugiarse en el Señor que fiarse de los hombres,
mejor es refugiarse en el Señor que fiarse de los jefes. R/.

Te doy gracias porque me escuchaste y fuiste mi salvación.
La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente. R/.

Bendito el que viene en nombre del Señor,
os bendecimos desde la casa del Señor.
Tu eres mi Dios, te doy gracias;
Dios mío, yo te ensalzo.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia. R/.

Segunda lectura

Lectura de la primera carta del apóstol San Juan

(3, 1-2)

Queridos hermanos:

Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos! El mundo no nos conoce porque no lo conoció a él.

Queridos, ahora somos hijos de Dios y aun no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.

Evangelio del día

Lectura del Santo Evangelio según San Juan

(10, 11-18)

En aquel tiempo, dijo Jesús:

«Yo soy el buen Pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo las roba y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las ovejas. Yo soy el buen Pastor, que conozco a las mías, y las mías me conocen, igual que el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas.

Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a esas las tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño, un solo Pastor.

Por esto me ama el Padre, porque yo entrego mi vida para poder recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente. Tengo poder para entregarla y tengo poder para recuperarla: este mandato he recibido de mi Padre».

I FESTIVAL DE PASCUA ARCIPRESTAL

El pasado sábado 13 de abril en la Parroquia de San Lesmes Abad de Burgos, tuvo lugar el primer Festival Arciprestal de Pascua de Burgos-Vena.

Los coros de las parroquias del arciprestazgo interpretaron unas canciones preciosas, con diversos estilos, pero aportando lo mejor para celebrar este acontecimiento tan bonito de la Pascua, anunciando juntos que Jesús ha resucitado.

Fueron los coros de la Parroquia de San Martín de Porres, de la Parroquia de San Lesmes, de la Parroquia de San Juan Bautista, de la Parroquia de San Lorenzo, de la Parroquia de Nª Señora del Rosario, de la Parroquia del Hno. San Rafael y de la Parroquia de San Pedro de la Fuente.

Nuestro coro interpretó “Aleluya” del cantautor Faustino Diez  y “Fuente de Paz.”

¡ALELUYA!

fuente de paz

Para finalizar el evento, todos los asistentes cantaron un popurrí de canciones de Pascua y disfrutaron de un chocolate calentito.

¡Jesús ha resucitado! ¡Anunciémoslo!
DOMINGO 14 DE ABRIL -PASCUA 2024-

¡JESÚS RESUCITÓ!

¡ÉL VIVE HOY!

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 24, 35-48

En aquel tiempo, los discípulos de Jesús contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.

Estaban hablando de estas cosas, cuando él se presentó en medio de ellos y les dice:
«Paz a vosotros».

Pero ellos, aterrorizados y llenos de miedo, creían ver un espíritu. Y él les dijo:
«¿Por qué os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas en vuestro corazón? Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un espíritu no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo».

Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Y como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo:
«¿Tenéis ahí algo de comer?»

Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos.

Y les dijo:
«Esto es lo que os dije mientras estaba con vosotros: que era necesario que se cumpliera todo lo escrito en la ley de Moisés y en los Profetas y Salmos acerca de mí».

Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras. Y les dijo:
«Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día, y en su nombre se proclamará la conversión para el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto».

Palabra de Dios.

Oración

Señor Jesús, tú nos has dicho: “Sabed que yo estoy siempre con vosotros hasta el final de los tiempos”. Cierto, estás con nosotros. Y nos acompañas siempre. A veces no nos damos cuenta como les pasó a los dos discípulos de Emaús. Algo especial les habías despertado en su corazón al escuchar tu palabra a lo largo del camino. También en nosotros, cuando escuchamos tus palabras del evangelio con fe, suscitas el vivo deseo de encontrarte. Como dice hoy el evangelio, te reconocieron al partir el pan. Aviva nuestra fe para que, cuando te recibimos en la comunión, te reconozcamos como el Resucitado que sale a nuestro encuentro.

Nos alegra al escuchar tu voz en el evangelio: “Paz a vosotros”. Y también en la celebración de la eucaristía: “La paz os dejo, mi paz os doy… La paz sea con vosotros”. Es el don de Dios que tanto necesitamos: paz en el interior de nosotros mismos, paz en el seno de nuestras familias, paz en nuestra convivencia social, paz y no guerra entre los diferentes países del mundo. Cuando naciste en Belén, se oyó el canto de los ángeles que decían: “Paz en la tierra a los hombres que Dios ama”. Y cuando resucitaste de entre los muertos, nos diste y nos sigues dando el saludo de paz: “Paz a vosotros”.

Señor Jesús, tú quisiste mostrar a tus discípulos las manos y los pies con las heridas de tu pasión y tu muerte para decirnos bien claro que tu Cuerpo Resucitado no es un fantasma, un espíritu. Es tu mismo Cuerpo que fue crucificado y depositado en el sepulcro, pero en estado glorioso, con el poder de Dios para hacerse presente en la comunidad de discípulos.

Ayúdanos, Señor, a ser testigos de esta verdad de nuestra fe que es tu Resurrección. “Vosotros sois testigos de esto”, nos dices hoy al final del evangelio. Con la ayuda de tu Espíritu seremos tus testigos en el mundo si vivimos con alegría nuestra vida. Y seremos tus testigos si pasamos por la vida haciendo el bien como tú. Contamos con tu ayuda.

Amén.

ÉL SIGUE VIVO ENTRE NOSOTROS

PRUEBA DE ELLO...

Isabel Vique Sánchez

Isabel (Sori) es Teatina; comunidad religiosa enclavada en el Barrio San Pedro de la Fuente desde hace 11 años.

Vive en la Residencia Úrsula Benincasa dónde esta congregación tiene escuela infantil y residencia de estudiantes.

Aunque ha estado destinada en Burgos durante tres etapas; actualmente lleva en la ciudad tres años.

Su comunidad está vinculada a la parroquia de San Lesmes Abad; que recientemente ha cumplido 45 años de servicio.

A nivel diocesano colabora con la Delegación de Juventud y es integrante del coro PEDAL (Potente Equipo de Animación Litúrgica).

Pascua 'Pre- San Lesmes'.

En este tiempo de Pascua en la que celebramos la Resurrección de Jesús, dinos si Jesús es para ti alguien que vive y te relacionas con él. ¿Quién es Jesús para ti?

Jesús es referente de vida, acompañante, modelo…

Con un lenguaje musical digo que es como el sostenido en una nota musical: “sostiene mi vida y pone todo lo que me falta”.

Es cierto que como religiosa que soy (Religiosa Teatina) hice mis votos, vivo en comunidad, desempeño unas tareas… Pero siempre mirando a Cristo puedo descubrir qué me enseña, qué me falta, qué me pide… Y en mis espacios y oración puedo ir percibiendo por dónde me lleva.

¿En qué momentos y cómo se manifiesta esa relación con Jesús en tu vida?

Se manifiesta en mi relación diaria con mi comunidad, con la gente que trató cada día, en las decisiones que debo tomar, en la manera de hacer y decidir creo que se debe notar desde donde vivo y como vivo.

¿Qué consecuencias tiene en tu vida esta fe o creencia en Jesús que vive?

En primer lugar que debo vivir como religiosa y persona que he sido elegida para vivir entregada a Él y a su tarea.

Tengo que hablar de Él con mi vida, con mis actos, con mis palabras.

¿Qué le dirías a uno que no cree en esta verdad de fe: no cree que Jesús, como hombre que fue igual que nosotros, resucitó y vive?

Primero tendré que hablarle de quién es ese Jesús y que significa su vida para mí y desde ahí ayudarle a descubrirle, conocerle y quererle… luego puede o no llegar a descubrir que puede ser ese acompañante que siempre va con el…. Y habrá que acompañar su proceso.

III Domingo de Pascua

Primera lectura

Lectura de los Hechos de los Apóstoles

(3, 13-15. 17-19)

En aquellos días, Pedro dijo a la gente:
El Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su siervo Jesús, al que vosotros entregasteis y rechazasteis ante Pilato, cuando había decidido soltarlo. Vosotros renegasteis del Santo y del justo, y pedisteis el indulto de un asesino; matasteis al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos, y nosotros somos testigos de ello.Ahora bien, hermanos, sé que lo hicisteis por ignorancia, al igual que vuestras autoridades; pero Dios cumplió de esta manera lo que había predicho por los profetas, que su Mesías tenía que padecer. Por tanto, arrepentíos y convertíos, para que se borren vuestros pecados.

Salmo

Haz brillar sobre nosotros, Señor, la luz de tu rostro

Escúchame cuando te invoco,
Dios de mi justicia; tú que en el aprieto me diste anchura,
ten piedad de mí
y escucha mi oración. R/.

Sabedlo: el Señor hizo milagros en mi favor,
y el Señor me escuchará cuando lo invoque.

Hay muchos que dicen:
«¿Quién nos hará ver la dicha,
si la luz de tu rostro ha huido de nosotros?» R/.

En paz me acuesto y en seguida me duermo,
porque tú solo, Señor,
me haces vivir tranquilo. R/.

Segunda lectura

Lectura de la primera carta del apóstol San Juan

(2, 1-5a)

Hijos míos, os escribo esto para que no pequéis. Pero, si alguno peca, tenemos a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el Justo. Él es víctima de propiciación por nuestros pecados, no sólo por los nuestros, sino también por los del mundo entero. En esto sabemos que lo conocemos: en que guardamos sus mandamientos. Quien dice: «Yo lo conozco», y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso, y la verdad no está en él. Pero quien guarda su palabra, ciertamente el amor de Dios ha llegado en él a su plenitud.

Evangelio del día

Lectura del Santo Evangelio según San Lucas

(24, 35-48)

En aquel tiempo, los discípulos de Jesús contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.

Estaban hablando de estas cosas, cuando él se presentó en medio de ellos y les dice:
«Paz a vosotros».

Pero ellos, aterrorizados y llenos de miedo, creían ver un espíritu. Y él les dijo:

«¿Por qué os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas en vuestro corazón? Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un espíritu no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo». Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Y como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo:

«¿Tenéis ahí algo de comer?»

Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos. Y les dijo:

«Esto es lo que os dije mientras estaba con vosotros: que era necesario que se cumpliera todo lo escrito en la ley de Moisés y en los Profetas y Salmos acerca de mí». Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras. Y les dijo:

«Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día, y en su nombre se proclamará la conversión para el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto».

DOMINGO 7 DE ABRIL -PASCUA 2024-

¡JESÚS RESUCITÓ!

¡ÉL VIVE HOY!

Lectura del santo Evangelio según San Juan 20, 19-31

Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:
«Paz a vosotros».
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
«Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo».
Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo:
«Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».
Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían:
«Hemos visto al Señor».
Pero él les contestó:
«Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo».
A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo:
«Paz a vosotros».
Luego dijo a Tomás:
«Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente».
Contestó Tomás:
«¡Señor mío y Dios mío!».
Jesús le dijo:
«¿Porque me has visto has creído? Bienaventurados los que crean sin haber visto».
Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Estos han sido escritos para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.

Palabra de Dios.

Oración

Señor Jesús, a los ocho días de la Pascua, seguimos celebrando el gran acontecimiento de nuestra fe: que tú has resucitado y vives entre nosotros. Gracias, Jesús, porque has querido hacerte presente y visible en medio de tus discípulos cuando estaban reunidos con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Gracias porque les has enseñado las manos y el costado para que se convencieran de que eres tú mismo en persona, el crucificado que has resucitado. Gracias porque el saludo de paz que les repites hasta tres veces en el evangelio de hoy, es también para nosotros: “Paz a vosotros”. Y nos haces partícipes de tu misión en el mundo: “Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo… Recibid el Espíritu Santo”.

Gracias, Señor Jesús, porque, a través del apóstol Tomás, nos haces una amable corrección que nos hace mucho bien: “No seas incrédulo, sino creyente”. Y nos alegra estar comprendidos en la bienaventuranza: “Bienaventurados los que crean sin haber visto”. Gracias, Señor Jesús, porque tus palabras del evangelio han sido escritas “para que creamos que tú eres el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengamos vida en tu nombre”.

Nos alegramos, Jesús, porque “esta es la victoria que vence al mundo, nuestra fe”. Nos alegramos también de formar parte de una comunidad cristiana como la primera comunidad de la Iglesia “que lo tenían todo en común y distribuía a cada uno según su necesidad”.

Hoy, domingo de la misericordia, “damos gracias a Dios porque es bueno, porque es eterna su misericordia”.

Amén.

ÉL SIGUE VIVO ENTRE NOSOTROS

PRUEBA DE ELLO...

Ana Vicario López

Ana es nacida en el barrio y tiene formada una familia con dos hijos de 18 y 22 años.

Pertenece a la Parroquia de San Pedro de la Fuente donde es catequista de niños del Despertar, voluntaria de Cáritas Parroquial y miembro del Consejo Pastoral Parroquial.

Fuera de la parroquia, tiene el cargo de Presidenta de Cáritas a nivel del Arciprestazgo del Vena.

En este tiempo de Pascua en la que celebramos la Resurrección de Jesús, dinos si Jesús es para ti alguien que vive y te relacionas con él. ¿Quién es Jesús para ti?

Por supuesto que está vivo, vive dentro de mí y en los demás, sean creyentes o no; para mí Él está en mí día a día en muchos aspectos.

Él es mi hermano, al que pido consejo cuando lo necesito. Él es mi amigo, en el que puedo confiar y contarle mis alegrías, penas, inquietudes… Él es la luz, que me guía en el día a día y me alumbra para que no me salga del camino. Y sobre todo Él es perdón, el que encuentro cuando me equivoco, que no son pocas veces.

¿En qué momentos y cómo se manifiesta esa relación con Jesús en tu vida?

Esa relación con Él no solamente la tengo cuando acudo a la Iglesia, ni cuando le rezo…, sino en muchos momentos:

– En mi día a día, en mi relación con mis hijos, con mi familia, con los compañeros del trabajo, con mis amistades….

– Desde mi voluntariado en Cáritas, que cuando tengo frente a mí al necesitado.

– Con mis peques de catequesis, a los que intento mostrar a Jesús como yo le veo, alguien muy cercano a nosotros.

En todos esos momentos se me manifiesta de diferentes maneras, en diferentes rostros y con sus diferentes necesidades.

¿Qué consecuencias tiene en tu vida esta fe o creencia en Jesús que vive?

Estoy segura, que todos en algún momento hemos tenido momentos difíciles en nuestra vida, en el que nos hemos podido cuestionar lo que me preguntas.

Yo en parte lo tuve; cuestioné si mi forma de vivir mi fe era la correcta, pero lo que no me cuestioné en ese momento fue a Jesús. Él es el que me dio fuerzas para seguir adelante.

Y en la actualidad estoy totalmente segura de como vivo mi fe y que Jesús es mi aliento del día a día.

¿Qué le dirías a uno que no cree en esta verdad de fe: no cree que Jesús, como hombre que fue igual que nosotros, resucitó y vive?

Una de las cosas que me ha enseñado ser voluntaria de Cáritas y que tengo totalmente claro, que lo primero es tener respeto hacia esa persona, bien por su cultura, su creencia, su forma de vivir la fe o de no vivirla. 

Pero les diría: Dios nos mandó a su Hijo, para que viviese como nosotros, para que padeciese, para que se sacrificase y muriese por nosotros.

Jesús murió para salvarnos y resucitó para cada uno de nosotros, Él está ahí, no nos abandona, cualquier momento es bueno para ir hacia Él, cuando quieras dar ese paso, Él te acogerá.

II Domingo de Pascua

Primera lectura

Lectura del Libro de los Hechos de los Apóstoles

(4, 32-35)

El grupo de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma: nadie llamaba suyo propio nada de lo que tenía, pues lo poseían todo en común.
Los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús con mucho valor.
Y se los miraba a todos con mucho agrado. Entre ellos no había necesitados, pues los que poseían tierras o casas las vendían, traían el dinero de lo vendido y lo ponían a los pies de los apóstoles; luego se distribuía a cada uno según lo que necesitaba.

Salmo

Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia

Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia.
Diga la casa de Aarón:
eterna es su misericordia.
Digan los fieles del Señor:
eterna es su misericordia. R/.

«La diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es excelsa».
No he de morir, viviré
para contar las hazañas del Señor.
Me castigó, me castigó el Señor,
pero no me entregó a la muerte. R/.

La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente.
Este es el día que hizo el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo. R/.

Segunda lectura

Lectura de la primera carta del apóstol San Juan

(5, 1-6)

Queridos hermanos:
Todo el que cree que Jesús es el Cristo ha nacido de Dios; y todo el que ama al que da el ser ama también al que ha nacido de él.
En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios: si amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos.
Pues en esto consiste el amor de Dios: en que guardemos sus mandamientos. Y sus mandamientos no son pesados, pues todo lo que ha nacido de Dios vence al mundo. Y lo que ha conseguido la victoria sobre el mundo es nuestra fe.
¿Quién es el que vence al mundo sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?
Este es el que vino por el agua y la sangre: Jesucristo. No solo en el agua, sino en el agua y en la sangre; y el Espíritu es quien da testimonio, porque el Espíritu es la verdad.

Evangelio del día

Lectura del Santo Evangelio según San Juan

(20, 19-31)

Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en
medio y les dijo:
«Paz a vosotros».
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
«Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo».
Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo:
«Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».
Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían:
«Hemos visto al Señor».
Pero él les contestó:
«Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo».
A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo:
«Paz a vosotros».
Luego dijo a Tomás:
«Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente».
Contestó Tomás:
«¡Señor mío y Dios mío!».
Jesús le dijo:
«¿Porque me has visto has creído? Bienaventurados los que crean sin haber visto».
Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Estos han sido escritos para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.

CALENDARIO DE PASCUA -2024-

¡CRISTO RESUCITÓ!

y

SIGUE VIVO ENTRE NOSOTROS

El Papa Francisco, después del Sínodo dedicado a los jóvenes en el 2018, escribió la Exhortación Apostólica “VIVE CRISTO, ESPERANZA NUESTRA”.

Son las dos palabras con las que comienza esta carta. Y dice en los nº 1-2: “Las primeras palabras que quiero decir a cada uno de los jóvenes cristianos son: ‘¡Cristo vive y te quiere vivo!’. Él está en ti, Él está contigo y nunca se va. Por más que te alejes, allí está el Resucitado, llamándote y esperándote para volver a empezar. Cuando te sientas tocado por la tristeza, los miedos, las dudas o los fracasos, Él estará allí para devolverte la fuerza y la esperanza”.

Es la verdad fundamental de nuestra fe. Así lo dice San Pablo: “Si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra predicación y vana también nuestra fe… Pero Cristo ha resucitado de entre los muertos y es primicia de los que han muerto” (1Cor 15, 14.20). Es decir, Cristo ha resucitado primero y es garantía de que también nosotros resucitaremos.

Siendo verdad que Cristo ha resucitado, nuestra fe cristiana se fundamenta en la victoria de la vida sobre la muerte, del bien sobre el mal, de la verdad sobre la mentira, del gozo y la esperanza sobre la tristeza y la desesperanza.

Este tiempo de Pascua queremos hacerte partícipe de la alegría pascual a través del testimonio de unas personas que viven y comparten su vida de fe entre nosotros.

Cada semana de Pascua una persona aparecerá en nuestra página para testimoniar su fe. Deseamos que lo disfrutes con nosotros.

Abril

Domingo

07

II Domingo de Pascua

Domingo

14

III Domingo de Pascua

Domingo

21

IV Domingo de Pascua

Domingo

28

V Domingo de Pascua

Mayo

Domingo

05

VI Domingo de Pascua

Domingo

12

VII Domingo de Pascua

Domingo

19

Solemnidad de Pentecostés

¡FELIZ PASCUA!

Al amanecer del tercer día; las mujeres entre ellas María la Magdalena fueron al sepulcro y vieron la piedra quitada. (Jn 20, 1-9)

No temáis, ya se que buscáis a Jesús el crucificado.

No está aquí: ¡ha resucitado!

Por la resurrección de Jesucristo, ha vuelto la Gloria, la Luz, la Esperanza, la Vida a cuantos creemos en Él  y en Él confiamos. 

¡Feliz Pascua de Resurrección!

Domingo de Resurrección -S. SANTA 2024-

Evangelio del día

Lectura del Santo Evangelio según san Juan

(20, 1-9)

El primer día de la semana, María la Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro.

Echó a correr y fue donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo:
«Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto».

Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; e, inclinándose, vio los lienzos tendidos; pero no entró.

Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio los lienzos tendidos y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no con los lienzos, sino enrollado en un sitio aparte.

Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.

Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.

Palabra de Dios.

Reflexión

María Magdalena se acercaba al sepulcro para verlo, para visitarlo al igual que nosotros visitamos los sepulcros tras la muerte reciente de un familiar, para recordarlo y revivir todos los momentos que pasamos junto a él.

¿Al igual que ella corro presuroso al encuentro con Jesús?

Echa la vista atrás y reconoce un momento de tu vida en el que pasaste por las tinieblas con mucho dolor y sufrimiento; pero pasaste y llegaste a la Vida: la Vida de la Resurrección.

¡JESÚS HA RESUCITADO!

¡FELIZ PASCUA PARA TODOS!

¡ÉL ESTA VIVO!

A lo largo de esta Semana Santa hemos seguido los 14 pasos de tu Vía Crucis hasta quedar tu cuerpo depositado en el sepulcro.

Pero nuestra fe nos dice que tu historia no acaba en la muerte.

Hay un paso más que bien puede ser la 15ª estación: “Jesús resucita de entre los muertos”.

Señor Jesús resucitado, hoy celebramos en domingo de Pascua de Resurrección.

Al amanecer del tercer día después de tu muerte, el primer día de la semana, las mujeres, entre ellas María Magdalena, fueron al sepulcro, y encontraron corrida la piedra de entrada. Escucharon el mensaje: “No está aquí, ha resucitado”.

Después de comunicarlo a los apóstoles, Pedro y Juan comprobaron que el sepulcro estaba vacío. Y como dice el mismo San Juan en su evangelio: “Vio y creyó”. ¿Qué vio y qué creyó?

Esta es la pregunta que merece la pena responder en el evangelio de hoy. Vio los lienzos de tela que habían envuelto tu cuerpo muerto, tendidos sobre el suelo. Y creyó que se había cumplido tu palabra: que habías de resucitar de entre los muertos. Por tanto, el apóstol Juan afirma que, al ver el sepulcro vacío, creyó de verdad que tú, Jesús, habías resucitado.

Y a partir de entonces los apóstoles fueron testigos de tu presencia como resucitado. Y te vieron repetidas veces con tu mismo cuerpo, pero en estado glorioso y resucitado. Amor, alegría, paz… son frutos del Espíritu en el corazón de aquellos primeros testigos y de todos los que creemos en la verdad de Jesús Resucitado.

“Oh Dios, que en este día, vencida la muerte, nos has abierto las puertas de la eternidad por medio de tu Hijo Unigénito, concede, a quienes celebramos hoy la solemnidad de la Resurrección del Señor Jesús, que, renovados por tu Espíritu, resucitemos a la luz de la vida”. Amén.