17 Abril Calendario Semana Santa
Evangelio del día
Lectura Evangelio según san Juan 20, 1-9
El primer día de la semana, el domingo, muy temprano en la mañana, cuando todavía estaba oscuro, María Magdalena fue a la tumba y vio que la piedra que cubría la entrada había sido movida. Luego corrió al lugar donde estaban Simón Pedro y otro discípulo, el que Jesús amaba, y les dijo: “Se llevaron al Señor de la tumba, y no sabemos dónde lo pusieron”.
Pedro y el otro discípulo, saliendo de allí, fueron a la tumba. Los dos corrieron juntos, pero el otro discípulo corrió más rápido que Pedro y llegó primero. Inclinándose para mirar dentro, vio las sábanas de lino puestas allí pero no entró en la tumba. Poco después llegó Simón Pedro y entró en la tumba. Él también vio las sábanas colocadas allí y la tela que había sido puesta sobre la cabeza de Jesús, no estaba con las sábanas, sino que estaba enrollada a un lado aparte. Entonces el otro discípulo, que había llegado primero, también entró en la tumba. Él vio y creyó. Esto fue así porque todavía no habían entendido la Escritura, ya que era necesario que Jesús resucitase de entre los muertos.
Palabra de Dios.
Reflexión
¿También yo al igual que la Magdalena corro presuroso al encuentro con Jesús?
¿Prefiero encontrar a “Jesús muerto” para ungirlo y que Él no me diga ni me oriente en nada? ¿Soy capaz de encontrarme con Jesús resucitado que obviamente me lanza a una dimensión misionera nueva y no esperada?
¿Voy también corriendo a anunciar a Jesús?
¿Qué cosas necesito yo ver para poder creer?
¿Cuál es mi relación con la Sagrada Escritura? ¿La leo y medito con frecuencia? ¿Creo que Dios me habla a través de la Sagrada Escritura?
¿Cómo manifiesto mi creer en la Palabra de Dios?
Oración
Gracias Señor por tu Palabra Salvadora.
Gracias porque con tu Resurrección das sentido a nuestra vidas.
Queremos estar siempre contigo Señor, no te abandonaremos.
Nos disponemos a orar con la secuencia pascual que nos pone la liturgia de este día.
Ofrezcan los cristianos ofrendas de alabanza a gloria de la Víctima propicia de la Pascua.
Cordero sin pecado que a las ovejas salva, a Dios y a los culpables unió con nueva alianza.
Lucharon vida y muerte en singular batalla, y, muerto el que es la Vida, triunfante se levanta.
«¿Qué has visto de camino, María, en la mañana?» «A mi Señor glorioso, la tumba abandonada, los ángeles testigos, sudarios y mortaja. ¡Resucitó de veras mi amor y mi esperanza!
Venid a Galilea, allí el Señor aguarda; allí veréis los suyos la gloria de la Pascua. »
Primicia de los muertos, sabemos por tu gracia que estás resucitado; la muerte en ti no manda.
Rey vencedor, apiádate de la miseria humana y da a tus fieles parte en tu victoria santa.
Amén.