2º Domingo de Adviento

“Preparad el camino del Señor”

Como se prepara la casa para que el niño, que gatea y empieza a sostenerse, no se haga daño: suavizar todo lo punzante, proteger lo que da calambres, asegurar los cajones y puertas que atrampan, poner barreras a lo que pueda provocar caídas…

Y todos sabemos por experiencia lo que en nuestra convivencia del día a día nos hiere, hace saltar chispas, nos hace caer…

Señor, hoy me he parado frente al espejo.
He visto las postillas de mis raspones y heridas,
mis chichones y la suciedad de mis caídas.

Las he visto reflejadas también
en aquellos que están a mi lado.
Y he querido darme cuenta
de las realidades de mi vida
que resultan hirientes y hacen daño.

Solicito tu ayuda para allanar mi trato con los demás,
rellenar los silencios violentos,
rebajar el tono de mis palabras,
enderezar mis comportamientos hirientes…
¡Ayúdame Señor!