3º Domingo de Adviento

“¿Qué debemos hacer?”

Es la pregunta de los que no se conforman, de los que desean superarse, de los que entienden que, además de evitar el mal, es necesario hacer el bien.

Poner calor, cariño y ternura que crecen cuando se comparten y nos hacen vislumbrar el amor del Dios que esperamos, del Dios que, como recién nacido, necesitará ser acogido y compartir nuestro calor.

Señor, me he planteado ser buen anfitrión.

Quiero esforzarme por qué te sientas a gusto conmigo.

¿Qué te gusta? ¿Hay algo que prefieras? ¿Qué puedo hacer por ti?

Estoy dispuesto a todo,

por eso me pongo en tus manos.

¡Dispón de mí!