Domingo de Resurrección -S. SANTA 2024-

Evangelio del día

Lectura del Santo Evangelio según san Juan

(20, 1-9)

El primer día de la semana, María la Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro.

Echó a correr y fue donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo:
«Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto».

Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; e, inclinándose, vio los lienzos tendidos; pero no entró.

Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio los lienzos tendidos y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no con los lienzos, sino enrollado en un sitio aparte.

Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.

Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.

Palabra de Dios.

Reflexión

María Magdalena se acercaba al sepulcro para verlo, para visitarlo al igual que nosotros visitamos los sepulcros tras la muerte reciente de un familiar, para recordarlo y revivir todos los momentos que pasamos junto a él.

¿Al igual que ella corro presuroso al encuentro con Jesús?

Echa la vista atrás y reconoce un momento de tu vida en el que pasaste por las tinieblas con mucho dolor y sufrimiento; pero pasaste y llegaste a la Vida: la Vida de la Resurrección.

¡JESÚS HA RESUCITADO!

¡FELIZ PASCUA PARA TODOS!

¡ÉL ESTA VIVO!

A lo largo de esta Semana Santa hemos seguido los 14 pasos de tu Vía Crucis hasta quedar tu cuerpo depositado en el sepulcro.

Pero nuestra fe nos dice que tu historia no acaba en la muerte.

Hay un paso más que bien puede ser la 15ª estación: «Jesús resucita de entre los muertos».

Señor Jesús resucitado, hoy celebramos en domingo de Pascua de Resurrección.

Al amanecer del tercer día después de tu muerte, el primer día de la semana, las mujeres, entre ellas María Magdalena, fueron al sepulcro, y encontraron corrida la piedra de entrada. Escucharon el mensaje: “No está aquí, ha resucitado”.

Después de comunicarlo a los apóstoles, Pedro y Juan comprobaron que el sepulcro estaba vacío. Y como dice el mismo San Juan en su evangelio: “Vio y creyó”. ¿Qué vio y qué creyó?

Esta es la pregunta que merece la pena responder en el evangelio de hoy. Vio los lienzos de tela que habían envuelto tu cuerpo muerto, tendidos sobre el suelo. Y creyó que se había cumplido tu palabra: que habías de resucitar de entre los muertos. Por tanto, el apóstol Juan afirma que, al ver el sepulcro vacío, creyó de verdad que tú, Jesús, habías resucitado.

Y a partir de entonces los apóstoles fueron testigos de tu presencia como resucitado. Y te vieron repetidas veces con tu mismo cuerpo, pero en estado glorioso y resucitado. Amor, alegría, paz… son frutos del Espíritu en el corazón de aquellos primeros testigos y de todos los que creemos en la verdad de Jesús Resucitado.

“Oh Dios, que en este día, vencida la muerte, nos has abierto las puertas de la eternidad por medio de tu Hijo Unigénito, concede, a quienes celebramos hoy la solemnidad de la Resurrección del Señor Jesús, que, renovados por tu Espíritu, resucitemos a la luz de la vida”. Amén.