IV DOMINGO DE CUARESMA 2023

Evangelio del día

Lectura del Santo Evangelio según san Juan 9, 1. 6-9. 13-17. 34-38

En aquel tiempo, al pasar, vio Jesús a un hombre ciego de nacimiento.
Entonces escupió en la tierra, hizo barro con la saliva, se lo untó en los ojos al ciego, y le dijo:
«Ve a lavarte a la piscina de Siloé (que significa Enviado)».
Él fue, se lavó, y volvió con vista. Y los vecinos y los que antes solían verlo pedir limosna preguntaban:
«¿No es ese el que se sentaba a pedir?».
Unos decían:
«El mismo».
Otros decían:
«No es él, pero se le parece».
El respondía:
«Soy yo».
Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego. Era sábado el día que Jesús hizo barro y le abrió los ojos. También los fariseos le preguntaban cómo había adquirido la vista.
Él les contestó:
«Me puso barro en los ojos, me lavé y veo».
Algunos de Los fariseos comentaban:
«Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado».
Otros replicaban:
«¿Cómo puede un pecador hacer semejantes signos?».
Y estaban divididos. Y volvieron a preguntarle al ciego:
«Y tú, ¿qué dices del que te ha abierto los ojos?».
Él contestó:
«Que es un profeta».
Le replicaron:
«Has nacido completamente empecatado, ¿y nos vas a dar lecciones a nosotros?».
Y lo expulsaron.
Oyó Jesús que lo habían expulsado, lo encontró y le dijo:
«¿Crees tú en el Hijo del hombre?».
Él contestó:
«¿Y quién es, Señor, para que crea en él?».
Jesús le dijo:
«Lo estás viendo: el que te está hablando, ese es».
Él dijo:
«Creo, Señor».
Y se postró ante él.

Palabra de Dios.

Reflexión

Un ciego de nacimiento ha recobrado la vista,

¿Dónde está el problema?

Vamos a participar de su alegría aunque no acertemos a entenderlo,  aunque no sea de nuestro equipo.

Vamos a dejar que, ahora que ve mejor que nosotros,  ahora que ha encontrado al Mesías  sea nuestro lazarillo para llegar hasta él:

“Lo estás viendo: el que te está hablando, ése es”.

*

«Ojos que no ven corazón que no siente» así creo que es el refrán.

Mientras una persona hace lo que nosotros queremos, o que no nos causa problema, lo dejamos estar…

Pero en cuanto una persona no hace lo que queremos… Lo criticamos, lo ponemos verde, decimos que es malo…

Nosotros, como seguidores de Jesús no podemos estar ciegos.

Nuestra labor debe ser tener nuestros ojos abiertos en casa, en clase, en la calle, en la parroquia… y cuando veamos a alguien pasarlo mal no pasar de largo.

Creemos en muchos dioses: el dinero, el honor, la suerte…  pero… ¿y en las personas?

Si hoy Jesús se nos acercará…

¿Lo reconoceríamos? ¿Le diríamos algo? ¿Nos daría vergüenza?

En ellas se ha encarnado Dios y es ahí donde lo encontramos.

Oración

Señor Jesús, luz que alumbras a todo hombre que viene a este mundo, ilumina nuestros corazones con la claridad de tu gracia para que seamos capaces de pensar siempre, y amar con sinceridad, lo que es digno del hombre y grato a tu bondad.

Este domingo 4º de Cuaresma nos identificamos con el ciego de nacimiento y la necesidad de ser iluminados por ti que eres la luz del mundo.

Primero recobró su vista gracias al gesto milagroso de Jesús.

Y dio testimonio de ello: “Si éste no viniera de Dios, no tendría ningún poder”.

Después manifestó la fe en Dios postrándose ante ti, Jesús, y diciendo claramente: “Creo, Señor”.

Es la luz de la fe.

También nosotros éramos tinieblas, pero ahora somos luz, gracias a ti que iluminas nuestra vida.

Ayúdanos a vivir como hijos de la luz, pues “toda bondad, justicia y verdad son fruto de la luz”.

Amén.