DOMINGO 12 DE MAYO -PASCUA 2024-

¡JESÚS RESUCITÓ!

¡ÉL VIVE HOY!

Lectura del santo Evangelio según San Marcos 16, 15-20

En aquel tiempo, se apareció Jesús a los once y les dijo:
«Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación.
El que crea y sea bautizado se salvará; el que no crea será condenado.
A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos».
Después de hablarles, el Señor Jesús fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios.
Ellos se fueron a predicar el Evangelio por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban.

Palabra de Dios.

Oración

Señor Jesús, en este domingo en que celebramos tu Ascensión a los cielos, quisiste dejar bien claro en la conciencia de tus apóstoles la misión que les encomiendas antes de subir al cielo; una misión que es también para nosotros, para todos tus discípulos a lo largo de los siglos. Así nos lo dices en el Evangelio de hoy: “Id al mundo entero y proclamad el evangelio a toda la creación” (Mc 16, 15). Esta misma misión aparece también al final del evangelio de San Mateo con otras palabras: “Id y hacer discípulos míos de todos los pueblos bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el final de los tiempos” (Mt 28, 20).

Gracias, Señor Jesús, porque has depositado tu confianza en nosotros. Nos encomiendas nada más y nada menos que continuar tu misma misión en el mundo: anunciar la buena noticia del evangelio a todas las gentes y hacer discípulos tuyos de todos los pueblos. ¿Cómo? Bautizándoles en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a vivir lo que tú nos has mandado. Enseñar a vivir no se hace sólo con palabras, sino principalmente con los hechos. Ayúdanos, Jesús, a cumplir esta misión.

Nos dices también, Señor Jesús, que tú has ascendido al cielo, pero sigues estando siempre con nosotros. Por supuesto, para cumplir esta misión, nos dices: “Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo y seréis mis testigos hasta el confín de la tierra”. No estamos solos. Contamos contigo, con la fuerza de tu Espíritu, que es el Espíritu de Dios, el Espíritu Santo.

Por último, en este día de tu Ascensión al cielo, nos unimos a la oración de toda la Iglesia que ora así en la oración Colecta: “Concédenos, Dios todopoderoso, exultar de gozo y alegrarnos con religiosa acción de gracias, porque la ascensión de Jesucristo, tu Hijo, es ya nuestra victoria, y adonde ya se ha adelantado gloriosamente nuestra Cabeza, esperamos llegar también nosotros, los miembros de su Cuerpo”. Tu fiesta de la Ascensión es motivo de esperanza para nosotros. Como bien dice S. Pablo en la 2ª lectura: “El Dios de nuestro Señor Jesucristo, ilumine los ojos de nuestro corazón para que comprendamos cuál es la esperanza a la que nos llama y cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos”. Por todo ello nos alegramos y te damos gracias, Señor Jesús.

Amén.

ÉL SIGUE VIVO ENTRE NOSOTROS

PRUEBA DE ELLO...

Montse Arnaiz Martínez

Montse está casada y tiene dos hijos.

Pertenece a la Parroquia de San Pedro de la Fuente dónde es catequista de niños de Comunión.

En este tiempo de Pascua en la que celebramos la Resurrección de Jesús, dinos si Jesús es para ti alguien que vive y te relacionas con él. ¿Quién es Jesús para ti?

La Resurrección de Jesús da sentido a mi vida.

Como Jesús ha resucitado yo también creo que resucitaré, y esto es el principal motor de mi vida.

Jesús es mi amigo, quien me conoce como soy, en quien confío, quien me ama hasta dar su vida por mi.

Jesús está vivo también en el corazón de las personas que me rodean, aunque algunas veces me cueste descubrirle ahí. 

¿En qué momentos y cómo se manifiesta esa relación con Jesús en tu vida?

Se manifiesta sobre todo en los momentos de oración personal con él. También en las celebraciones, en la eucaristía, los sacramentos…

¿Qué consecuencias tiene en tu vida esta fe o creencia en Jesús que vive?

Esta creencia es lo que me mueve a ser y actuar como lo hago, a procurar estar pendiente de las necesidades de los demás, a intentar seguir el modelo de vida de Jesús y sus enseñanzas, a colaborar en mi parroquia.

¿Qué le dirías a uno que no cree en esta verdad de fe: no cree que Jesús, como hombre que fue igual que nosotros, resucitó y vive?

Le diría que intente conocerle y le animaría a leer los Evangelios.

Le diría lo que es Jesús para mí y cómo su resurrección da sentido a mi vida, y que vale la pena encontrarse con Él y experimentar su amor.