DOMINGO 01 DE JUNIO «PASCUA 2025»

¡JESÚS RESUCITÓ!

¡ÉL VIVE HOY!

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 24, 46-53

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Así está escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se proclamará la conversión para el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén.
Vosotros sois testigos de esto. Mirad, yo voy a enviar sobre vosotros la promesa de mi Padre; vosotros, por vuestra parte, quedaos en la ciudad hasta que os revistáis de la fuerza que viene de lo alto».
Y los sacó hasta cerca de Betania y, levantando sus manos, los bendijo.
Y mientras los bendecía, se separó de ellos, y fue llevado hacia el cielo.
Ellos se postraron ante él y se volvieron a Jerusalén con gran alegría; y estaban siempre en el templo bendiciendo a Dios.

Palabra de Dios.

Oración

Dios todopoderoso, concédenos exultar de gozo y alegrarnos con religiosa acción de gracias, porque la Ascensión de Jesucristo, tu Hijo, es ya nuestra victoria; y, donde nos ha precedido él, que es nuestra cabeza, esperamos llegar también nosotros, como miembros de su cuerpo.

Con estas palabras, oramos hoy a Dios como miembros de tu Iglesia y nos sentimos unidos a ti, Señor Jesús. Al mismo tiempo que celebramos con alegría tu Ascensión a la gloria del cielo, alientas nuestra esperanza de llegar también nosotros a gozar de tu gloria en el cielo. Así nos lo dice hoy la segunda lectura: “El Padre de la gloria nos dé espíritu de sabiduría para que comprendamos cuál es la esperanza a la que nos llama y cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos”.

Hay una expresión que se repite en el evangelio –final de San Lucas- y en la primera lectura –comienzo de los Hechos- Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo que va a venir sobre vosotros y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y hasta el confín de la tierra” (Hch 1, 8). “Comenzando por Jerusalén, vosotros sois testigos de esto” (Lc 24, 48). En el momento de ascender al cielo, nos has dejado, Señor Jesús, una misión para nuestro quehacer en la tierra, la misión de ser tus testigos en el mundo. Ayúdanos, Señor Jesús, a dar testimonio de amor ti y al prójimo, a defender la verdad y la justicia, a ser portadores de paz y alegría. Sí, queremos dar testimonio de tu mensaje del evangelio con nuestras obras y nuestras palabras. La misma misión que tú has cumplido, Señor, en la tierra, hemos de realizarla ahora nosotros que somos tu Iglesia.

Para ser tus testigos, Señor Jesús, nos concedes la fuerza de tu Espíritu. Esto quiere decir que no es misión imposible; contamos con la fortaleza del Espíritu Santo. Lo hemos recibido cada uno de nosotros en el bautismo y sobre todo en la confirmación al ser ungidos con el santo crisma: N. (mi nombre) recibe por esta señal el don del Espíritu Santo. Ayúdanos, Señor, a actualizar en nuestra vida el inestimable don del Espíritu que hemos recibido.

Amén.

ÉL SIGUE VIVO ENTRE NOSOTROS

PRUEBA DE ELLO...

Germán Martínez García

Germán tiene 25 años.

Colabora en la parroquia de la Asunción de nuestra Señora de Villalbilla de Burgos.

Trabaja en la empresa de inserción de Caritas Burgos, exactamente en el catering El gusto.

Enfocó su vida laboral en el mundo de la cocina desde que terminó el instituto, formándose en la escuela de hostelería y, por una “casualidad”, para él atribuida a la virgen, empezó a trabajar en el gusto.

Como afición tiene el folclore, pero sobretodo organizar y participar de las actividades en la asociación del pueblo, dónde ahí tiene su vida, su familia y sus amigos.

En este tiempo de Pascua en el que celebramos la Resurrección de Jesús, dinos si Jesús es para ti alguien que vive y te relacionas con él. ¿Quién es Jesús para ti?

Para mí Jesús es un amigo, alguien más en mi día a día, pero alguien a quien tengo por confidente, alguien que sé que está presente en mi vida y me va guiando por el camino.

Con estas palabras doy por hecho que Jesús es alguien que vive.

¿En qué momentos y cómo se manifiesta esa relación que tienes con Jesús o esa relación de Jesús contigo?

En cualquier momento, le puedo hablar, contarle, preguntarle, pedirle, darle gracias… sin importar donde esté.

Obviamente el encuentro se intensifica en la presencia eucarística, en momentos de oración y de recogimiento.

En tu opinión, ¿Cuáles pueden ser hoy buenos signos externos que muestren a los demás nuestra fe en que Jesús resucitó y vive?

Creo que el mejor signo visible es la expresión física: «la alegría». Transmitir alegría, un cristiano tiene que ser alegre y tiene que contagiar la alegría. Alguien que tiene una buena noticia no la dice triste, por eso creo que una sonrisa es un buen signo.

«El darte». Darte a los hermanos, al prójimo, ayudar a la gente que te rodea que se cruza en el camino sin esperar nada a cambio.

«Lo litúrgico». Una liturgia viva, alegre, que transmita realmente lo que celebra, el sacrificio que culmina con vida por amor.

¿Qué le dirías a uno que no cree en esta verdad de fe: no cree que Jesús, como hombre que fue igual que nosotros, resucitó y vive?

Decirle para convencerle, no le diría nada, le invitaría a conocer testimonios de fe, a participar de la misa, a escuchar la palabra.

Y le invitaría a estar dispuesto a escuchar.

CONFIRMACIONES 2025

El pasado sábado 24 de mayo, dieciséis jóvenes de nuestra Parroquia de San Pedro de la Fuente de Burgos recibieron el Sacramento de la Confirmación de manos de Don Fidel Herráez; Arzobispo emérito de nuestra ciudad.

En un templo abarrotado de fieles recibieron el don del Espíritu, aquel don que recibieron ya en su bautismo y que ha llegado a plenitud en ellos incorporándolos de modo más pleno a la comunidad cristiana.

Don Fidel en su homilía, les dedicó unas palabras con afecto y entusiasmo sobre la importancia del compromiso que adquirían con Jesús y su Iglesia al recibir la gracia del Espíritu Santo. 

Hay tres etapas en la Historia de la Salvación: la etapa de «la creación», atribuida a Dios Padre, la etapa de «la Redención», atribuida a Dios Hijo y la etapa de «la Santificación», atribuida a Dios Espíritu Santo.

Ahora estamos en la etapa de la Santificación en la que se hace presente y actúa en nosotros el Espíritu de Dios.

Cada uno de nuestros chicos y chicas tendrá un encuentro personal con Dios en la gracia del Espíritu, que les dará luz y fuerza para asumir el compromiso de ser amigos y testigos de Jesús en el mundo.

Una celebración preparada con mimo, que ha dejado momentos para el recuerdo y en la que no faltó ningún detalle.

Cada uno de los Confirmandos intervinieron en esta bella celebración con las moniciones, las lecturas, las peticiones, las ofrendas, la acción de gracias…

Pese a los nervios el ambiente familiar creado llenó de emoción a todos los fieles.

El sacramento de la Confirmación se recibe una sola vez y cambia el corazón.

Un auténtico empujón para que cada uno de ellos siga creciendo en su relación con Jesús.

¡ENHORABUENA CONFIRMADOS!

VI Domingo de Pascua 2025

Primera lectura

Lectura de los Hechos de los Apóstoles

(15, 1-2. 22-29)

En aquellos días, unos que bajaron de Judea se pusieron a enseñar a los hermanos que, si no se circuncidaban conforme al uso de Moisés, no podían salvarse. Esto provocó un altercado y una violenta discusión con Pablo y Bernabé; y se decidió que Pablo, Bernabé y algunos más de entre ellos subieran a Jerusalén a consultar a los apóstoles y presbíteros sobre esta controversia.
Entonces los apóstoles y los presbíteros con toda la Iglesia acordaron elegir a algunos de ellos para mandarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé. Eligieron a Judas llamado Barsabás y a Silas, miembros eminentes entre los hermanos, y enviaron por medio de ellos esta carta:
«Los apóstoles y los presbíteros hermanos saludan a los hermanos de Antioquía, Siria y Cilicia provenientes de la gentilidad.
Habiéndonos enterado de que algunos de aquí, sin encargo nuestro, os han alborotado con sus palabras, desconcertando vuestros ánimos, hemos decidido, por unanimidad, elegir a algunos y enviároslos con nuestros queridos Bernabé y Pablo, hombres que han entregado su vida al nombre de nuestro Señor Jesucristo. Os mandamos, pues, a Silas y a Judas, que os referirán de palabra lo que sigue: Hemos decidido, el Espíritu Santo y nosotros, no imponeros más cargas que las indispensables: que os abstengáis de carne sacrificada a los ídolos, de sangre, de animales estrangulados y de uniones ilegítimas. Haréis bien en apartaros de todo esto. Saludos».

Salmo

Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.

Que Dios tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación. R/.

Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
y gobiernas las naciones de la tierra. R/.

Oh, Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
Que Dios nos bendiga; que le teman
todos los confines de la tierra. R/.

Segunda lectura

Lectura del libro del Apocalipsis

(21, 10-14. 22-23)

El ángel me llevó en espíritu a un monte grande y elevado, y me mostró la ciudad santa de Jerusalén que descendía del cielo, de parte de Dios, y tenía la gloria de Dios; su resplandor era semejante a una piedra muy preciosa, como piedra de jaspe cristalino. Tenía una muralla grande y elevada, tenía doce puertas y sobre las puertas doce ángeles y nombres grabados que son las doce tribus de Israel.
Al oriente tres puertas, al norte tres puertas, al sur tres puertas, al poniente tres puertas, y la muralla de la ciudad tenía doce cimientos y sobre ellos los nombres de los doce apóstoles del Cordero.
Y en ella no vi santuario, pues el Señor, Dios todopoderoso, es su santuario, y también el Cordero.
Y la ciudad no necesita del sol ni de la luna que la alumbre, pues la gloria del Señor la ilumina, y su lámpara es el Cordero.

Evangelio del día

Lectura del Santo Evangelio según San Juan

(14, 23-29)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él.
El que no me ama no guarda mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió.
Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho.
La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no se turbe vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: “Me voy y vuelvo a vuestro lado”. Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es mayor que yo, Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis».

DOMINGO 25 DE MAYO «PASCUA 2025»

¡JESÚS RESUCITÓ!

¡ÉL VIVE HOY!

Lectura del santo Evangelio según San Juan 14, 23-29

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él.

El que no me ama no guarda mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió.

Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho.

La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no se turbe vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: “Me voy y vuelvo a vuestro lado”. Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es mayor que yo, Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis».

Palabra de Dios.

Oración

Señor Jesús, nos vamos acercando a la gran fiesta del Espíritu Santo que es Pentecostés. En el evangelio de este domingo sexto de Pascua está ya presente la promesa del Espíritu: “El Paráclito, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho”. Ayúdanos, Señor, a prepararnos para recibir tu Espíritu que es el gran don de tu Resurrección, el Espíritu de Dios o Espíritu Santo.

Concédenos la gracia de tu amor conforme a tus palabras del evangelio de hoy: “El que me ama, guardará mi palabra y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él”. Tu Espíritu de Amor nos capacita para amar a Dios y al prójimo, y para hacer posible el milagro de tu morada en nuestro interior, en nuestro corazón. Tu Espíritu de Amor es también Espíritu de paz. Por eso, “la paz os dejo, mi paz os doy”. Paz con nosotros mismos, que es fuente de alegría, y paz con todos los demás, que es semilla de fraternidad.

Con el don del Espíritu en nuestro interior, hacemos nuestra la oración secuencia de Pentecostés:

Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el cielo. Padre amoroso del pobre, don en tus dones espléndido, luz que penetra las almas, fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo, tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos.

Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado, cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma el espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero.

Reparte tus siete dones, según la fe de tus siervos; por tu bondad y tu gracia, dale al esfuerzo su mérito; salva al busca salvarse y danos tu gozo eterno.

Amén.

ÉL SIGUE VIVO ENTRE NOSOTROS

PRUEBA DE ELLO...

Puri Sancho López

Puri tiene formada una familia con dos hijos de 21 y 18 años.

Trabaja de Auxiliar de colectividades en la casa de la Hijas de la Caridad en Rabé de las Calzadas.

Entre sus aficiones se encuentra dibujar, hacer manualidades, coser, dar paseos por el campo y sobre todo pasar tiempo con su familia.

Pertenece a la Parroquia de San Pedro de la Fuente donde es catequista desde el año 2012.

También es cofrade de la Cofradía de la Oración en el Huerto y Ntra. Señora de los Dolores desde 2016 y miembro del Consejo Pastoral Parroquial.

En este tiempo de Pascua en el que celebramos la Resurrección de Jesús, dinos si Jesús es para ti alguien que vive y te relacionas con él. ¿Quién es Jesús para ti?

Para mi Jesús está vivo en cada uno de nosotros, me relaciono con él en la oración y en la adoración.

Él es el Hijo de Dios el creador de la vida. Con Dios es uno dejándonos libertad para decidir y se hizo hombre para dar ejemplo de cómo vivir para alcanzar el Reino de Dios.

Jesús murió, resucitó y ascendió al Reino de Dios, allí nos espera. Dios nos perdona siempre que estemos arrepentidos y así poder alcanzar el Reino de Dios.

¿En qué momentos y cómo se manifiesta esa relación que tienes con Jesús o esa relación de Jesús contigo?

«La relación que tengo con El Señor es continua»: en casa, en el trabajo…

«En él confío, dejo todo en sus manos», me siento orientada en mis decisiones, siento su influencia en cosas que si no yo no las pensaría, le pido ayuda, perdón, le doy gracias por haberme sacado de tantas dificultades.

En tu opinión, ¿Cuáles pueden ser hoy buenos signos externos que muestren a los demás nuestra fe en que Jesús resucitó y vive?

El tener  fe en el Señor hace que me sienta tranquila.

«Sé que él quiere lo mejor para mí, me siento acompañada».

Aunque este sola, ha hecho que conozca a gente que se nota que llevan al Señor en su vida y me lo trasmiten en su mirada, sus silencios y gestos.

Esto también hace que pase más ratos de oración, de adoración, de leer el evangelio, acercándome al Señor sintiéndome bien, queriendo transmitirlo a los demás.

¿Qué le dirías a uno que no cree en esta verdad de fe: no cree que Jesús, como hombre que fue igual que nosotros, resucitó y vive?

Le recordaría lo que dijo Jesús en la tierra: «Acercaos a mi todos los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré». (Mt. 11, 28).

Yo me acerque y me acerco a él, lo dejo todo en sus manos y siento ese alivio en muchas situaciones de mi vida, «si dejas una rendija abierta en tu corazón, sentirás su presencia, él quiere que le dejes amarte».

V Domingo de Pascua 2025

Primera lectura

Lectura de los Hechos de los Apóstoles

(14, 21b-27)

En aquellos días, Pablo y Bernabé volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquia, animando a los discípulos y exhortándolos a perseverar en la fe, diciéndoles que hay que pasar por muchas tribulaciones para entrar en el reino de Dios. En cada Iglesia designaban presbíteros, oraban, ayunaban y los encomendaban al Señor, en quien habían creído. Atravesaron Pisidia y llegaron a Panfilia. Y después de predicar la Palabra en Perge, bajaron a Atalía y allí se embarcaron para Antioquía, de donde los habían encomendado a la gracia de Dios para la misión que acababan de cumplir.
Al llegar, reunieron a la Iglesia, les contaron lo que Dios había hecho por medio de ellos y cómo había abierto a los gentiles la puerta de la fe.

Salmo

Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi Rey.

El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas. R/.

Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles.
Que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas. R/.

Explicando tus hazañas a los hombres,
la gloria y majestad de tu reinado.
Tu reinado es un reinado perpetuo,
tu gobierno va de edad en edad. R/.

Segunda lectura

Lectura del libro del Apocalipsis

(21, 1-5a)

Yo, Juan, vi un cielo nuevo y una tierra nueva, pues el primer cielo y la primera tierra desaparecieron, y el mar ya no existe.
Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén que descendía del cielo, de parte de Dios, preparada como una esposa que se ha adornado para su esposo.
Y oí una gran voz desde el trono que decía:
«He aquí la morada de Dios entre los hombres, y morará entre ellos, y ellos serán su pueblo, y el “Dios con ellos” será su Dios».
Y enjugará toda lágrima de sus ojos, y ya no habrá muerte, ni duelo, ni llanto ni dolor, porque lo primero ha desaparecido.
Y dijo el que está sentado en el trono:
«Mira, hago nuevas todas las cosas».

Evangelio del día

Lectura del Santo Evangelio según San Juan

(13, 31-33a. 34-35)

Cuando salió Judas del cenáculo, dijo Jesús:
«Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará. Hijitos, me queda poco de estar con vosotros. Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros; como yo os he amado, amaos también unos a otros. En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os amáis unos a otros».

DOMINGO 18 DE MAYO «PASCUA 2025»

¡JESÚS RESUCITÓ!

¡ÉL VIVE HOY!

Lectura del santo Evangelio según San Juan 13, 31-33a. 34-35

Cuando salió Judas del cenáculo, dijo Jesús:
«Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará. Hijitos, me queda poco de estar con vosotros.

Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros; como yo os he amado, amaos también unos a otros. En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os amáis unos a otros».

Palabra de Dios.

Oración

Señor Jesús, en este domingo quinto de Pascua nos enseñas el mandamiento nuevo del amor fraterno: “Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros; como yo os he amado, amaos también unos a otros”. Estas palabras tienen mucha importancia en tu evangelio. Prueba de ello es que nos las dices en el marco de la última cena, donde instituiste el sacramento del amor que es la Eucaristía, tu presencia real entre nosotros. Fue en un ambiente de despedida: “Hijos míos, me queda poco de estar con vosotros”, donde nos entregas como testamento el mandamiento nuevo del amor. De hecho, las primeras palabras en este mismo cap. 13 son: “Habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo”. Así lo manifiestas con tus palabras y con tus obras. Por eso nos mandas amar “como yo os he amado”.

Señor Jesús, tu insistencia en el amor fraterno hace que nos lo repitas una y otra vez para que lo tengamos siempre presente: “En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os amáis unos a otros”. Este es el distintivo y no otro. Y más adelante nos dices de nuevo: “Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado…Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando”. Y añades una vez más: “Esto os mando: que os améis unos a otros”. Coincide además con tu doble mandamiento que resume la ley de Dios y la enseñanza de los profetas: “Lo principal y primero de todo es amar a Dios con todo el corazón… y amar al prójimo como a uno mismo”.

¿Por qué, Señor, esta insistencia en el amor? Sencillamente porque quieres nuestro bien: “Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud”. Dios quiere que vivamos contentos, alegres. Está comprobado por la experiencia y cada uno lo puede comprobar en sí mismo, que el amor verdadero es fuente de alegría. San Pablo, cuando enumera los frutos del Espíritu, comienza así: “Frutos del Espíritu son amor, alegría, paz…” Concédenos, Señor Jesús, amarte con todo el corazón, y amar al prójimo como a nosotros mismos.  

Amén.

ÉL SIGUE VIVO ENTRE NOSOTROS

PRUEBA DE ELLO...

Alejandro Sánchez Gutiérrez

Alejandro tiene 25 años y es seminarista de nuestra Archidiócesis.

Aunque nació en la ciudad de Burgos y ha vivido la mayor parte del tiempo en ella, ahora reside con sus padres en Araúzo de Miel.

Su familia, cristiana pero no practicante, está formada por sus padres y dos hermanos mayores.

La fe no es algo vivido comúnmente en su casa, pero poco a poco se van acercando un poco más a lo trascendente.

Hace 6 años que comparte comunidad con sus compañeros en el Seminario Diocesano San José.

El Señor le llamó a seguirle de un modo muy sencillo, acercándose a la figura de san José, quien le guió hacia el encuentro con esta vocación, aunque ahora está convencido de que la Voz de Dios se manifestaba en él mucho antes.

Las virtudes de este gran santo las acogió con la convicción de que los sacerdotes que entonces conocía eran una imitación clave de él, y su fascinación por él y su admiración por los sacerdotes, le hicieron querer ser como ellos, como san José: humilde, cercano al Hijo, silencioso y oculto pero con el importante papel de ser instrumento siempre de Dios para con los demás.

Con 17 años, acompañado de un sacerdote, profesor de Religión en su instituto, fue dando los primeros pasos hacia el seminario, asistiendo a encuentros, campamentos, etc. y, finalmente, entró en 2º de Bachillerato al Seminario Menor.

Después de 6 años en la casa solo puede dar gracias a Dios por estos años, por la felicidad que ha vivido siempre y que solo desea compartir con los demás.

Actualmente se dedica a compaginar dos cosas: sus estudios de especialización en la Facultad de Teología, realizando el primer año de la Licenciatura en Laicos, familia y vida; y asistiendo y viviendo la etapa de pastoral del Seminario en la Parroquia San Pedro y San Felices, donde ayuda durante los fines de semana.

En este tiempo de Pascua en el que celebramos la Resurrección de Jesús, dinos si Jesús es para ti alguien que vive y te relacionas con él. ¿Quién es Jesús para ti?

En este Tiempo de Pascua debe resonar en nuestros corazones la confesión de Pedro, cuando dijo respondiendo a la pregunta del Señor: «Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo» (Mt 16, 16). Esta afirmación, tan sencilla y profunda, encierra toda la esencia de la fe cristiana: reconocer a Jesús no solo como un personaje histórico o un gran maestro, sino como el Hijo de Dios que ha vencido a la muerte y vive para siempre. La Pascua, con su luz y su esperanza, no essolo un recuerdo de un acontecimiento pasado, sino una realidad viva que transforma el presente. Por eso, celebrar la Resurrección es afirmar con gozo que «el Señor está vivo», que «ha resucitado verdaderamente» y que camina con nosotros cada día.

Para mí, Jesús es alguien vivo, cercano y real. «No es una idea abstracta» ni una figura lejana de un pasado remoto. «Es una presencia constante que me acompaña», me guía y me sostiene. Me relaciono con Él a través de la oración diaria, la escucha de la Palabra, los sacramentos y se me manifiesta, también, en el rostro de los compañeros del seminario, de los amigos, de la familia, etc. Jesús, sobre todo en estos días de Pascua, me interpela y, a la vez, llena mi corazón de paz y esperanza. Es un amigo fiel y un maestro paciente.

Jesús es para mí «el centro de mi vida». Es quien da sentido a toda mi existencia y, sobre todo, a mi vocación. Vivir la Pascua es renovar esta relación tan profunda con Él, es volver a encender la llama de la fe, es dejarme tocar de nuevo por el poder de su Resurrección, que hace nuevas todas las cosas.

También es un reflejo para mí del «rostro visible de un Dios» que no se ha quedado en las alturas, sino que ha bajado hasta nosotros para caminar con nosotros: Emmanuel, «Dios con nosotros». En este tiempo pascual, al contemplar la tumba vacía, experimento que no estoy solo, que la muerte no tiene la última palabra, que hay esperanza más allá del dolor y la incertidumbre. Jesucristo vive, «y porque Él vive, puedo vivir yo también en plenitud».

¿En qué momentos y cómo se manifiesta esa relación que tienes con Jesús o esa relación de Jesús contigo?

Mi relación con el Señor se manifiesta de múltiples maneras y en distintos momentos de mi vida, pero hay algunos particularmente significativos que han marcado mi camino de fe y mi vocación. Como seminarista, no puedo separar mi historia personal de la presencia constante de Jesús, que me ha llamado, me acompaña en mi formación y transforma mi corazón poco a poco a semejanza del suyo, Buen Pastor.

Uno de los momentos en los que más intensamente percibo mi relación con Jesús es en «la oración diaria». En el silencio de la capilla, frente al Sagrario, experimento su cercanía viva, su escucha paciente y percibo su amor incondicional. Es allí donde puedo abrirle el corazón tal como soy, sin máscaras ni apariencias. Muchas veces, incluso cuando no encuentro palabras, siento que Él está ahí, sosteniéndome, escuchando mis silencios. La oración se convierte en ese espacio sagrado donde la amistad con Jesús se cultiva, madura y me fortalece para seguir adelante.

Otro momento crucial es «en la Eucaristía». Participar en la celebración diaria de la Eucaristía, y especialmente en la adoración eucarística, me hace ver que Jesús no es solo alguien pasado y antiguo, sino un Dios vivo en el presente que cada día se entrega por mí en el memorial del sacrificio redentor. Es ahí donde encuentro sentido, consuelo y alimento espiritual para poder vivir en plenitud.

También descubro la presencia de Jesús «en la vida comunitaria» del Seminario. A veces, en lo cotidiano y sencillo de la convivencia, Jesús me habla a través de los demás: en una conversación fraterna, en el testimonio de un compañero, en los desafíos que supone vivir en comunidad. Todo eso me ayuda a crecer en humildad, paciencia y caridad, y me recuerda que seguir a Jesús es siempre un camino de entrega y conversión constante.

Jesús se manifiesta, en definitiva, en cada paso de este camino vocacional. Me llama a seguirlo más de cerca, a configurarme con Él, que es Buen Pastor, y a confiar plenamente en su amor providente. «No camino sólo, camino con Él».

En tu opinión, ¿Cuáles pueden ser hoy buenos signos externos que muestren a los demás nuestra fe en que Jesús resucitó y vive?

Hoy más que nunca necesitamos signos visibles que manifiesten al mundo que creemos firmemente en que Jesús ha resucitado y vive entre nosotros. La fe en la Resurrección no es solo una afirmación teológica, sino una realidad transformadora que debe reflejarse en nuestra vida concreta. Por eso, creo que uno de los signos más significativos y auténticos que muestran esa fe es «la alegría cristiana». No una alegría superficial, son esa alegría serena y profunda que brota de saberse amado por un Dios vivo, que ha vencido el pecado y la muerte. En medio de un mundo marcado por la incertidumbre, el sufrimiento y el individualismo, una persona verdaderamente alegre por Cristo se convierte en un testimonio elocuente de su presencia viva.

Otro signo externo fundamental es «la caridad concreta», el amor que se traduce en gestos visibles de servicio, de compasión, de entrega a los demás, especialmente a los pobres, los enfermos, los marginados. La fe pascual no se puede quedar encerrada en los templos: debe salir a las periferias, tocar las llagas del hermano, construir puentes y derribar muros, como nos recordó hace poco el papa León XIV.

Además, considero que «la coherencia de vida» es también un signo eficaz. En un tiempo en el que muchas palabras pierden peso, una vida vivida con autenticidad, con rectitud, con esperanza incluso en medio de las pruebas, habla por sí sola. Vivir con sentido, con fe en el futuro, con fidelidad a los valores del Evangelio, demuestra que nuestra esperanza no está en algo vacío y que creemos verdaderamente en el poder del Resucitado.

También son signos visibles y necesarios «los gestos litúrgicos y comunitarios»: una celebración de la Eucaristía vivida con profundidad y belleza, una comunidad unida y en paz, etc. Todo ello habla de que algo más grande nos mueve, de que no estamos actuando por interés humano, sino porque Cristo resucitado está en medio de nosotros y nos envía a dar testimonio.

Por último, creo que «los jóvenes podemos ser también signos de la fe en Jesús resucitado. Nuestra sola decisión de dejarlo todo para seguir a Cristo», en una sociedad donde muchas veces se vive como si Dios no existiera, es ya una «señal contracultural» que puede despertar preguntas, inquietudes y esperanzas en los demás. Nuestro testimonio, humilde e imperfecto, aunque sincero, puede ser un anuncio viviente de que Jesús no es un recuerdo vago del pasado, sino un Dios que sigue llamando, amando y resucitando corazones olvidados.

¿Qué le dirías a uno que no cree en esta verdad de fe: no cree que Jesús, como hombre que fue igual que nosotros, resucitó y vive?

A alguien que no cree que Jesús, verdadero hombre como nosotros, haya resucitado y viva para siempre, no intentaría convencerlo solo con argumentos, sino sobre todo «con el testimonio de vida». Le diría, con sencillez y respeto, que entiendo sus dudas, porque creer en la Resurrección no es algo fácil. De hecho, incluso los primeros discípulos tardaron en comprenderlo y necesitaron encontrarse con el Resucitado para creer de verdad, ¿recordáis a Tomás? No es una idea que se impone, sino una experiencia que si se deja puede transformarlo.

Le invitaría a mirar con atención «lo que ha ocurrido en la historia» y en tantas vidas marcadas por el encuentro con Jesús. Porque la fe cristiana no nace de una teoría, sino de un hecho: que un hombre crucificado por amor ha vencido la muerte y sigue transformando los corazones, sanando las heridas, dando sentido a la vida y despertando vocaciones. Jesús no solo resucitó hace más de dos mil años, sino que sigue resucitando en cada persona que se deja tocar por su amor.

Le diría también que yo mismo no he llegado a creer porque me lo impusieran, sino porque «he experimentado en mi propia vida» cómo Jesús ha salido a mi encuentro, cómo me ha levantado en momentos de oscuridad, cómo ha llenado de luz y de esperanza mi camino. No es una creencia vacía, es una relación viva con alguien que me conoce, me ama y me llama por mi nombre. Ese Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre, vive, y cuando uno se abre a Él, aunque sea con una pequeña chispa de fe, comienza a experimentar una vida nueva.

Finalmente, no trataría de dar una lección, sino de sembrar una pregunta: «¿Y si fuera verdad? ¿Y si Jesús realmente vive y quiere encontrarse contigo?» A veces, basta con dejar esa puerta entreabierta para que Él mismo entre y se haga presente. Porque la fe en la Resurrección no nace de demostrar, sino de encontrarse. Y cuando uno se encuentra con el Resucitado, todo cambia.

II FESTIVAL DE PASCUA DE LOS COROS PARROQUIALES

El sábado 10 de mayo, la parroquia acogió el II Festival de Pascua de los coros parroquiales. Tal y como sucedió en la primera edición celebrada en San Lesmes, los coros participantes son pertenecientes al arciprestazgo de Burgos-Vena.

 La celebración de este festival pretende ser no solo una muestra de arte y talento, sino también un signo visible de unidad entre nuestras comunidades parroquiales. A través de cada canto, se quiso renovar la alegría del Evangelio y dejar que la música sea puente de encuentro con Dios y entre nosotros.

El coro de la parroquia Hermano San Rafael, fueron los encargados de romper el hielo.

Esta parroquia pertenece al siglo XX y la podemos encontrar ubicada en la C/Condesa Mencía.

Tienen como titular al Hermano Rafael Arnaiz, conocido por su labor en el cuidado de enfermos y necesitados.

Han interpretado: «Un corazón que mana» y «Tu nombre me sabe a fe».

Les siguió el coro de la Parroquia Nuestra Señora del Rosario, cuyo templo pertenece al S. XXI y lo podemos encontrar en la Avenida de la Independencia.

Alberga la imagen de la Virgen de la Rebolleda, proveniente de una ermita ubicada en esta misma esta zona.

Han interpretado: «Yo cantaré al Señor un canto nuevo» y «Somos testigos de la resurrección».

El coro de la parroquia de San Lesmes nos invitan a renovar con su música nuestro compromiso cristiano a la luz de la Resurrección.

Este templo es gótico del siglo XIV, ubicado en la Plaza San Juan y lleva el nombre del patrón de la ciudad de Burgos.

Han interpretado: «Signore delle cime» y «Cantico delle angello».

La iglesia de San Martín de Porres se edifica en pleno siglo XX, quedando ubicada en la C/ Soria.

Su titular San Martín de Porres, monje dominico.

El coro de adultos de la parroquia San Martín de Porres son voces que cantan desde la experiencia y la fe profunda, recordándonos que cada día es una oportunidad para resucitar con Cristo.

Han interpretado: «Quédate con nosotros» y «Ave María».

La iglesia de San Juan Bautista, de mediados del siglo XX, se encuentra ubicada en la plaza a la que da nombre.

Su titular es San Juan Bautista, conocido por ser el primo de Jesús que le anunció ya próximo y le señaló presente entre los hombres.

Su canto, como la voz del Bautista, nos prepara para acoger al Señor Resucitado en nuestras vidas.

Han interpretado: «Somos testigos» y «Quédate Señor» (Emaús).

La parroquia de San Lorenzo, es un templo barroco jesuítico de finales del siglo XVII, en pleno centro de la ciudad, entre la C/ Almirante Bonifaz y la que lleva su nombre.

Su titular es San Lorenzo, diácono y mártir conocido por su dedicación a los pobres y necesitados.

Con el ejemplo de su santo patrono, nos llene de fe y fortaleza para vivir la Pascua con entrega y amor.

Han interpretado: «Despiértame» y «Antes que el mundo hiciera».

Por último, se presentó el coro de la parroquia anfitriona, San Pedro de la Fuente.

Es una de las parroquias más antiguas de la ciudad, aunque la actual iglesia es relativamente reciente.

Su titular es San Pedro, al que Jesús colocó al frente de los apóstoles.

Su canto ha sido fuente de alegría, esperanza y gratitud en esta gran fiesta de la vida nueva que Cristo nos ofrece.

Han interpretado: «Que mi boca cante tu alabanza» y «Fuente de paz».

Agradecemos a todos lo que habéis hecho posible la realización de este II Festival de Pascua de Coros Parroquiales del Arciprestazgo de Burgos-Vena y a los que nos acompañasteis.

CÍRCULO DEL SILENCIO MAYO 2025

Como se viene realizando cada mes, esta vez se juntaran en el Paseo Sierra de Atapuerca, este lunes a las 19:30h.

En esta ocasión estarán acompañaremos por voluntarios y participantes de Cáritas del Arciprestazgo del Vena.

De aquí o de fuera.
Justicia para todos.

Asistimos en todo el mundo, también en nuestro país, a un alarmante crecimiento del discurso del odio que intenta enfrentar a los pobres nacidos en un país con los pobres que vienen de otros países. 


Por desgracia, ese mensaje simplista y manipulador cala en muchas personas, especialmente entre los que necesitan ayudas públicas, los que no encuentran un trabajo digno, las personas con problemas de acceso a la vivienda, etc. 


En estas situaciones se percibe a los migrantes como competidores por las ayudas púbicas, como enemigos en el mercado laboral, como aprovechados. 


Es comprensible la reacción de buscar un culpable a las situaciones de necesidad y de injusticia, pero debemos desmontar la trampa de enfrentar a los pobres de aquí con los de fuera.

 
No queremos decir que todos los migrantes sean perfectos; ciertamente, cuando no tienes papeles, cuando no puedes trabajar dignamente ni encontrar una vivienda, se producen problemas de integración y actitudes negativas en algunos de ellos, igual que nos pasaría a cualquiera. Debemos ir al fondo del tema y apuntar a los verdaderos responsables.

 
En primer lugar, nunca debemos olvidar que las migraciones forzosas se producen en gran medida por causas económicas y políticas de las que los países ricos somos cómplices y beneficiarios. 


En segundo lugar, todos los datos demuestran que los migrantes contribuyen a la economía del país de acogida mucho más de lo que cuestan a los fondos públicos.

 
En febrero de este año el papa Francisco, a pesar de su debilidad, quiso alzar la voz contra las deportaciones de migrantes en Estados Unidos, que se hacían supuestamente para defender a los americanos. En su carta decía: “… un auténtico estado de derecho se verifica precisamente en el trato digno que merecen todas las personas, en especial, los más pobres y marginados. El verdadero bien común se promueve cuando la sociedad y el gobierno, con creatividad y respeto estricto al derecho de todos, acogen, protegen, promueven e integran a los más frágiles, desprotegidos y vulnerables. Exhorto a todos los fieles de la Iglesia Católica, y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, a no ceder ante las narrativas que discriminan y hacen sufrir innecesariamente a nuestros
hermanos migrantes y refugiados. Con caridad y claridad, todos estamos llamados a vivir en solidaridad y fraternidad, a construir puentes que nos acerquen cada vez más, a evitar muros de ignominia”.

 
Debemos unirnos, los nacidos en España y los que se han visto forzados a migrar, y luchar juntos para que los empresarios no se aprovechen, para que haya más viviendas sociales y los fondos públicos sean los suficientes para todo el que lo necesita.

CELEBRACIÓN DEL SACRAMENTO DE LA UNCIÓN DE ENFERMOS 2025

La Iglesia en España celebrará el domingo 25 de mayo la Pascua del Enfermo.

Con esta celebración concluye la Campaña que se inició el 11 de febrero, festividad de la Virgen de Lourdes, con la Jornada del Enfermo a nivel mundial.

El lema de este año es «En esperanza fuimos salvados» (Rom 8, 24), que ha puesto el foco en el Jubileo.

Ligado a esta fecha, el sábado 10 de mayo hemos querido celebrar en nuestra parroquia, de manera comunitaria, el sacramento de la Unción de Enfermos.

Se vincula, con excesiva frecuencia y de manera errónea, este sacramento al final de la vida viniendo a presentarlo como antesala de la muerte.

Al celebrar la Unción de Enfermos comunitariamente, dentro de la eucaristía, hemos pretendido recuperar la importancia que tiene en una etapa particularmente difícil de la vida; subrayando, a un tiempo, el valor de todo sacramento, y este de manera especial, para la vida del creyente.

Siete han sido las personas que, conscientes de su debilidad por la edad y/o la enfermedad, han solicitado ser fortalecidas y confortadas con este sacramento de vida.

“¡Muchas veces!”, ha sido la respuesta del sacerdote a las muestras de agradecimiento de los ungidos.