PORTADORES DE UNA PROMESA

Cuando pensamos en el “SI” de María lo podemos imaginar en un ambiente casi de novela “romántica”, pero su respuesta fue distinta, no fue algo espontáneo.

Seguro que pasó por varios estados de ánimo: “susto”, “sorpresa”, “alegría”… y aunque apenas podía entender lo que el Ángel Gabriel le había explicado, sin necesitar ninguna prueba: “acepto”.

María se dejó guiar por la fe y la confianza plena a la voluntad de Dios para cumplir su promesa.

¿Y nosotros?

En el mundo tan rutinario y ajetreado que vivimos, nos resulta complicada la tarea de organizar nuestras agendas lo suficientemente bien para llegar a todas las cosas que nos planteamos hacer durante el día.

Por un lado, los estudios, el trabajo, por otro la familia, los amigos…

Todos los caminos parecen conducir a un mismo lugar, pero solo uno es el camino que Dios ha puesto para nosotros.

“María se levantó y partió sin demora.”(Lc. 1, 39) 

Tenemos que ser decididos como María.

Comprometernos y arriesgarnos sin miedo a las habladurías.

Dificultades las habrá, pero de la mano de Dios pronto encontraremos la solución.

¡Nos vamos a Lisboa!