4º Domingo de Adviento
“Bienaventurada la que ha creído”
Por si no acabásemos de entender las orientaciones y propuestas de este tiempo de Adviento, un ejemplo. ¿Quién no recuerda la mano levantada de un niño tras una tediosa explicación; seguida de la pregunta “¿nos puede poner un ejemplo?” Y es que sí, las cosas con un ejemplo se entienden mucho mejor.
María es nuestro mejor ejemplo, nuestro mejor modelo, en el Adviento. El corazón de María acoge, está abierto a la palabra y se ilumina con la luz del amor.
El corazón de María nos enseña a acoger en nuestra vida a aquel que viene a encender nuestras ilusiones, esperanzas, proyectos…
Como María queremos decir sí a los proyectos de Dios… Proyectos de amor, de felicidad, de bondad, de participación, de compromiso y trabajo con los demás.
Señor, no estamos solos en la espera.
Nos sabemos acompañados por María, por la Madre.
Con ella compartimos preparativos.
Con ella abrimos nuestro corazón a tu palabra.
Con ella nos dejamos iluminar por tu amor.
Con ella decimos sí a tus proyectos.
Con ella queremos llevarte a nuestros hermanos.
Gracias Señor por tu madre, que es madre nuestra;
gracias por su ejemplo, cercanía, ayuda y protección.
Gracias, Madre, por darnos a Jesús.