AÑO NUEVO, VIDA NUEVA
El día 1 de enero ponemos nuestra atención en la Virgen María como Madre de Jesús. Puesto que Jesús es Dios, la Virgen María es Madre de Dios. Este sencillo razonamiento estuvo presente en el Concilio de Éfeso el año 431, que declaró como verdad de nuestra fe lo que celebramos a los ocho días de la Navidad: que María es Madre de Dios. Le pedimos a Dios por intercesión de su Madre y Madre nuestra, la Virgen María “que el Señor nos bendiga y nos proteja, ilumine su rostro sobre nosotros, y nos conceda la paz”. Esa paz que tanto necesitamos cada uno de nosotros en nuestro interior, en nuestras familias, en nuestra sociedad, en la relación internacional entre países, en especial allí donde actualmente hay guerras como en Ucrania y en Tierra Santa. Necesitamos poner en práctica el canto de los ángeles en la primera Navidad: “Paz en la tierra a los hombres que Dios ama”. Y para ello, nada mejor que hacer nuestra la oración por la paz de San Francisco de Asís.
Señor, haz de mí un instrumento de tu paz.
Que allí donde haya odio, ponga yo amor; donde haya ofensa, ponga perdón; donde haya discordia, ponga unión; donde haya error, ponga verdad; donde haya duda, ponga fe; donde haya desesperación, ponga esperanza; donde haya tinieblas, ponga yo la luz; donde haya tristeza, ponga yo alegría.
Oh Maestro, que no me empeñe tanto en ser consolado, como en consolar; en ser comprendido, como en comprender; en ser amado, como en amar.
Porque dando, se recibe; olvidando, se encuentra; perdonando, se es perdonado; muriendo, se resucita a la vida eterna.
SAN FRANCISCO DE ASÍS -“Oración por la Paz”.
PREGUNTAS PARA LA REFLEXIÓN:
- Celebrar la Jornada Mundial de la Paz supone siempre un compromiso para todos nosotros, porque no se refiere sólo a la paz en el mundo y acabar con las guerras, sino también a la paz en nuestras familias y en nuestros corazones. ¿Qué podemos y debemos hacer nosotros por la paz?
- El primer día del año vamos a estrenar un Año Nuevo. Nos felicitamos con razón y nos deseamos lo mejor sabiendo que no depende sólo de nosotros, sino también y principalmente de la providencia de Dios. ¿Cuáles son nuestras expectativas para el año 2024? ¿Qué le pedimos a Dios para este Nuevo Año?