DOMINGO 19 DE MAYO -PENTECOSTÉS-

¡JESÚS RESUCITÓ!

¡ÉL VIVE HOY!

Lectura del santo Evangelio según San Juan 20, 19-23

Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:
«Paz a vosotros».
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
«Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo».
Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo:
«Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».

Palabra de Dios.

Oración

Hoy, domingo de Pentecostés, acogemos el don del Espíritu Santo a la Iglesia. En esta solemnidad litúrgica que cierra el tiempo de Pascua, celebramos el Día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar, bajo el lema: “Laicos por vocación, llamados a la misión”.

Pentecostés es “llamada” y “misión”. La Iglesia es “llamada” y “misión”. Es llamada a todos los fieles bautizados para ser testigos del Señor Resucitado. “Seréis mis testigos…”, nos exhorta el Señor. Esta misión la recibimos todos los bautizados como don del Espíritu y como tarea que nos compromete.

Todos somos corresponsables en la misión evangelizadora de la Iglesia. Todos, como Iglesia del Señor, necesitamos la fuerza del Espíritu Santo para continuar la misma misión de Jesús: “Recibid el Espíritu Santo. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo”.

Que la eucaristía nos llene del Espíritu de Dios. Que este Espíritu nos transforme para afirmar y confirmar nuestra fe, y nos empuje a vivir como testigos de Jesús y de su evangelio. Para este fin, te lo pedimos, Señor Jesús, con las palabras de la Secuencia de Pentecostés:

Ven Espíritu Divino,
manda tu luz desde el cielo,
Padre amoroso del pobre;
don en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas;
fuente del mayor consuelo.

Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.

Entra hasta el fondo del alma,
divina luz y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre
si Tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado
cuando no envías tu aliento.

Riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas, infunde
calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito,
guía al que tuerce el sendero.

Reparte tus Siete Dones
según la fe de tus siervos.
Por tu bondad y tu gracia
dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno.

Amén.

ÉL SIGUE VIVO ENTRE NOSOTROS

PRUEBA DE ELLO...

Ángel Olalla Martín

Ángel nació en el Hospital Militar de Burgos y allí fue bautizado el tres de junio de 1970.

Es el mayor de cuatro hermanos varones.

A los 14 años ingresó en el Seminario hasta que a los 25 salió ordenado sacerdote.

Ejerció su ministerio durante un año en nuestra parroquia de San Pedro de la Fuente. Concretamente en el año 2015.

Después, estuvo de director espiritual en el Seminario Diocesano de San José durante seis años.

Desde el año 2022 es el párroco de la Unidad Pastoral del barrio del G-3 cuyas parroquias lo forman: el Hermano san Rafael, Nuestra Señora de las Nieves y Villatoro.

En este tiempo de Pascua en la que celebramos la Resurrección de Jesús, dinos si Jesús es para ti alguien que vive y te relacionas con él. ¿Quién es Jesús para ti?

Jesús es el hijo de Dios, hecho hombre, que nació de la Virgen María.

Es la respuesta que aprendí de niño en el catecismo; pero resume claramente mi experiencia de Jesús: el Dios que se regala en el vientre de María y busca rostro humano compartiendo todas nuestras experiencias. Es el Dios cercano que camina a nuestro lado para que nada humano le sea ajeno.

¿En qué momentos y cómo se manifiesta esa relación con Jesús en tu vida?

El momento central de mi día es la Eucaristía. Es escuchar la palabra de Dios y hacerme uno con Cristo en comunidad.

Mis ratos de oración a través de la liturgia de las horas para prestarle mi voz a la Iglesia que celebra a Jesucristo por mí y mis ratos de plegaria personal para identificarme con el estilo de vida de Jesús.

Y luego tratar de descubrirlo en el rostro de los hermanos, especialmente de los más necesitados.

¿Qué consecuencias tiene en tu vida esta fe o creencia en Jesús que vive?

La primera es la certeza de que estoy hecho para la eternidad y debo prepararme al regalo del cielo. Pero intentando vivir ya el cielo en la tierra.

Después, que el pecado y sus consecuencias han quedado en la cruz, y que Jesús me regala la vida nueva de los resucitados para que aprenda a buscar los bienes de allá arriba.

Por último, una alegría que se convierte en optimismo contagioso aún en medio de dificultades y problemas.

¿Qué le dirías a uno que no cree en esta verdad de fe: no cree que Jesús, como hombre que fue igual que nosotros, resucitó y vive?

Desde luego, la fe es un don que nace por una experiencia y vivencia personal de encuentro con Jesús.

Podría decirle que el sepulcro de Cristo está vacío, que nadie puede encontrar el cadáver de Jesús, y que los discípulos que habían convivido con Jesús tenían la certeza de que el que había colgado del madero de la cruz se les hacía presente ahora vivo. Pero estas razones solamente convencen desde la experiencia vital de Jesucristo.

DOMINGO 12 DE MAYO -PASCUA 2024-

¡JESÚS RESUCITÓ!

¡ÉL VIVE HOY!

Lectura del santo Evangelio según San Marcos 16, 15-20

En aquel tiempo, se apareció Jesús a los once y les dijo:
«Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación.
El que crea y sea bautizado se salvará; el que no crea será condenado.
A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos».
Después de hablarles, el Señor Jesús fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios.
Ellos se fueron a predicar el Evangelio por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban.

Palabra de Dios.

Oración

Señor Jesús, en este domingo en que celebramos tu Ascensión a los cielos, quisiste dejar bien claro en la conciencia de tus apóstoles la misión que les encomiendas antes de subir al cielo; una misión que es también para nosotros, para todos tus discípulos a lo largo de los siglos. Así nos lo dices en el Evangelio de hoy: “Id al mundo entero y proclamad el evangelio a toda la creación” (Mc 16, 15). Esta misma misión aparece también al final del evangelio de San Mateo con otras palabras: “Id y hacer discípulos míos de todos los pueblos bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el final de los tiempos” (Mt 28, 20).

Gracias, Señor Jesús, porque has depositado tu confianza en nosotros. Nos encomiendas nada más y nada menos que continuar tu misma misión en el mundo: anunciar la buena noticia del evangelio a todas las gentes y hacer discípulos tuyos de todos los pueblos. ¿Cómo? Bautizándoles en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a vivir lo que tú nos has mandado. Enseñar a vivir no se hace sólo con palabras, sino principalmente con los hechos. Ayúdanos, Jesús, a cumplir esta misión.

Nos dices también, Señor Jesús, que tú has ascendido al cielo, pero sigues estando siempre con nosotros. Por supuesto, para cumplir esta misión, nos dices: “Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo y seréis mis testigos hasta el confín de la tierra”. No estamos solos. Contamos contigo, con la fuerza de tu Espíritu, que es el Espíritu de Dios, el Espíritu Santo.

Por último, en este día de tu Ascensión al cielo, nos unimos a la oración de toda la Iglesia que ora así en la oración Colecta: “Concédenos, Dios todopoderoso, exultar de gozo y alegrarnos con religiosa acción de gracias, porque la ascensión de Jesucristo, tu Hijo, es ya nuestra victoria, y adonde ya se ha adelantado gloriosamente nuestra Cabeza, esperamos llegar también nosotros, los miembros de su Cuerpo”. Tu fiesta de la Ascensión es motivo de esperanza para nosotros. Como bien dice S. Pablo en la 2ª lectura: “El Dios de nuestro Señor Jesucristo, ilumine los ojos de nuestro corazón para que comprendamos cuál es la esperanza a la que nos llama y cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos”. Por todo ello nos alegramos y te damos gracias, Señor Jesús.

Amén.

ÉL SIGUE VIVO ENTRE NOSOTROS

PRUEBA DE ELLO...

Montse Arnaiz Martínez

Montse está casada y tiene dos hijos.

Pertenece a la Parroquia de San Pedro de la Fuente dónde es catequista de niños de Comunión.

En este tiempo de Pascua en la que celebramos la Resurrección de Jesús, dinos si Jesús es para ti alguien que vive y te relacionas con él. ¿Quién es Jesús para ti?

La Resurrección de Jesús da sentido a mi vida.

Como Jesús ha resucitado yo también creo que resucitaré, y esto es el principal motor de mi vida.

Jesús es mi amigo, quien me conoce como soy, en quien confío, quien me ama hasta dar su vida por mi.

Jesús está vivo también en el corazón de las personas que me rodean, aunque algunas veces me cueste descubrirle ahí. 

¿En qué momentos y cómo se manifiesta esa relación con Jesús en tu vida?

Se manifiesta sobre todo en los momentos de oración personal con él. También en las celebraciones, en la eucaristía, los sacramentos…

¿Qué consecuencias tiene en tu vida esta fe o creencia en Jesús que vive?

Esta creencia es lo que me mueve a ser y actuar como lo hago, a procurar estar pendiente de las necesidades de los demás, a intentar seguir el modelo de vida de Jesús y sus enseñanzas, a colaborar en mi parroquia.

¿Qué le dirías a uno que no cree en esta verdad de fe: no cree que Jesús, como hombre que fue igual que nosotros, resucitó y vive?

Le diría que intente conocerle y le animaría a leer los Evangelios.

Le diría lo que es Jesús para mí y cómo su resurrección da sentido a mi vida, y que vale la pena encontrarse con Él y experimentar su amor.

DOMINGO 5 DE MAYO -PASCUA 2024-

¡JESÚS RESUCITÓ!

¡ÉL VIVE HOY!

Lectura del santo Evangelio según San Juan 5, 9-17

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor.
Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud.
Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado.
Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos.
Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando.
Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer.
No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca.
De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé.
Esto os mando: que os améis unos a otros».

Palabra de Dios.

Oración

Señor Jesús, este domingo VI de Pascua tu Palabra del Evangelio tiene, como enseñanza principal para nosotros, tu mandamiento del amor: “Este es mi mandamiento, que os améis unos a otros como yo os he amado”. Para que no se nos olvide, nos lo repites al final del Evangelio: “Esto os mando: que os améis unos a otros”. Gracias, Señor, porque esta insistencia tuya nos muestra lo importante que es para nosotros poner en práctica este mandamiento.

Señor Jesús, con palabras de San Juan nos lo dices también en la 2ª lectura: “Queridos hermanos, amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. Quien no ama, no ha conocido a Dios, porque Dios es amor”. Aquí está la raíz de tu mandamiento de amor: que Dios es amor; el que ama de verdad hace presente a Dios y el que no ama, no conoce a Dios. Además, antes del mandamiento del amor, nos dices lo mucho que tú nos has amado: “Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor”. O sea, que pones por delante tu ejemplo de amor. Y nos lo dices claramente: “Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando”. Por eso, tus palabras “como yo os he amado” nos muestran el ejemplo a seguir.

Gracias, una vez más, Señor Jesús. Porque todo esto que nos enseñas con tanto esmero e insistencia tiene una razón de ser: nuestro bien, nuestro gozo, que vivamos alegres. Así nos lo dices claramente en mitad del Evangelio de hoy: “Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros y vuestra alegría llegue a plenitud”. Está comprobado por la experiencia que es así: que vivir el amor da como fruto la alegría. Y es que el amor crea comunión, crea fraternidad. Por eso, entre los frutos del Espíritu Santo que enumera San Pablo, los tres primeros son “amor, alegría, paz” (Gal 5, 22). Ayúdanos, Señor Jesús, a poner en práctica tu mandamiento de amor para que vivamos felices; esta es tu voluntad. Gracias, Jesús.

Amén.

ÉL SIGUE VIVO ENTRE NOSOTROS

PRUEBA DE ELLO...

Lorenzo González Rubio e Izaskun Uranga del Monte

Lorenzo e Izaskun llevan casados desde 2010.

Viven en el barrio y son padres de dos hijos de 14 y 12 años que asisten a catequesis en la parroquia de San Pedro de la Fuente.

Vinculados a la parroquia del mismo nombre, siendo integrantes del Coro de Familias.

Izaskun también es miembro del Consejo Pastoral Parroquial desde 2023.

En este tiempo de Pascua en la que celebramos la Resurrección de Jesús, dinos si Jesús es para ti alguien que vive y te relacionas con él. ¿Quién es Jesús para ti?

Por supuesto que ¡¡¡JESÚS VIVE!!!

Como dice la canción: “Jesús está entre nosotros, Él vive hoy y su Espíritu a todos da, Jesús razón de nuestra  vida, es el Señor, nos reúne en pueblo de amor…”

Nuestra relación diaria con Él es mediante la oración; siempre hay un momento en el día para dar gracias a Dios, para pedir ayuda, consejo o contarle nuestras preocupaciones.

Los domingos vamos a la Iglesia junto con nuestros hijos y formamos parte del Coro Parroquial.

Para nosotros Jesús es un referente, una guía para saber cómo actuar en la vida, cómo educar a nuestros hijos. Es un apoyo que está siempre nuestro lado, tanto en los momentos buenos como en los malos.

Es un ejemplo de enseñanza, de servicio a los demás y de amor.

¿En qué momentos y cómo se manifiesta esa relación con Jesús en tu vida?

El tener una relación personal con Jesús comienza en el momento en el que nos damos cuenta de que le necesitamos, admitiendo que somos pecadores, arrepintiéndonos de nuestros pecados y pidiéndole fuerza para no pecar, por eso podemos decir que nuestra relación es constante, siempre es posible mejorar nuestra conducta, siempre hay algo de lo que nos arrepentimos diariamente, bien sea en el trabajo, en la relación con nuestros hijos….

Por otro lado también Jesús se manifiesta con nosotros a través del amor que nos brinda, de la belleza del mundo, de las personas que nos rodean, nuestros hijos, nuestros amigos… Por eso tenemos que estar eternamente agradecidos.

¿Qué consecuencias tiene en tu vida esta fe o creencia en Jesús que vive?

Creemos que las personas creyentes son más felices que las que no creen,  de hecho, hay estudios que así lo atestiguan.

Tener fe es tener una esperanza en la vida. Nosotros no nos enfrentamos al futuro con temor, ni vivimos asustados por lo desconocido, al contrario, vivimos una vida tranquila porque la fe es una fuente de seguridad.

¿Qué le dirías a uno que no cree en esta verdad de fe: no cree que Jesús, como hombre que fue igual que nosotros, resucitó y vive?

Nadie puede tener ninguna duda de que Jesús de Nazaret existió, es un personaje histórico.

 Y qué les diríamos, pues que nos da mucha pena. Para nosotros la fe es esperanza y es una motivación para el día a día.

¿Nos esforzaríamos en estudiar y aprender si no creyéramos que vayamos a obtener un conocimiento? ¿Trabajaríamos todos los días si no esperáramos conseguir algo con ello? Todos los días actuamos con la esperanza de algo, a pesar de no ver el resultado final con inmediatez. Eso es la fe.

La Resurrección de Jesús es la verdad de nuestra fe y es la prueba definitiva de su divinidad, según lo había prometido. Jesús resucitó de entre los muertos, venció a la muerte y nos dio la vida a los demás. Creer en Jesús Resucitado es creer que ni el sufrimiento, ni la injusticia, ni la muerte tienen la última palabra. Solo Jesús es Señor de la vida y de la muerte.

DOMINGO 28 DE ABRIL -PASCUA 2024-

¡JESÚS RESUCITÓ!

¡ÉL VIVE HOY!

Lectura del santo Evangelio según San Juan 15, 1-8

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento que no da fruto en mí lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto.

Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros.

Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.

Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden.

Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará.

Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos».

Palabra de Dios.

Oración

Señor Jesús, en este domingo V de Pascua nos muestras en tu Palabra del Evangelio la necesidad de estar unidos a ti para dar fruto en nuestra vida cristiana. Con este fin utilizas una imagen muy expresiva: la vid y los sarmientos. Ayúdanos, Señor, con la fuerza de tu Espíritu, no sólo a entender, sino a interiorizar esta verdad de nuestra fe: sólo unidos a ti, podemos dar buenos frutos en nuestra vida. Como el sarmiento: sólo unido a la vid, puede dar fruto.

Señor Jesús, comienzas tu evangelio de hoy con una expresión muy propia de ti, “Yo soy”, y muy conocida en nuestra tierra de vinos, “soy la vid”. Muchas veces nos has dicho en tu evangelio “Yo soy” para mostrar tu identidad: “Yo soy el Buen Pastor”, “Yo soy el camino, la verdad y la vida”, “Yo soy el pan de vida, el pan vivo bajado del cielo”, “Yo soy la resurrección y la vida”, “Yo soy la luz del mundo”, “Yo y el Padre somos uno”, “Cuando levantéis en alto al Hijo del hombre, sabréis que ‘Yo soy’” (Jn 8, 28). Y hoy, con esta expresión de identidad, nos dices: “Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el labrador”. Y para dejar bien clara nuestra implicación en esta imagen: “Yo soy la vid, vosotros los sarmientos”.

Señor Jesús, gracias por mostrarnos la necesidad que tenemos de estar unidos a ti: El que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante; porque sin mí, no podéis hacer nada”. Nos lo dejas bien claro en este texto: “Como el sarmiento no puede dar fruto si no permanece en la vid, así tampoco vosotros si no permanecéis en mí”. Hasta siete veces usas la palabra “permanecer” en este breve evangelio de hoy. Quieres decirnos y repetirnos que nos mentalicemos bien de esta verdad: “Sin mí, no podéis hacer nada”.

Y ¿qué hemos de hacer para permanecer unidos a ti? Nos lo dice la 2ª lectura de hoy: “Éste es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo, Jesucristo, y que nos amemos unos a otros, tal como nos lo mandó”. Fe en ti, Jesús, y amor de unos a otros. Aquí está dicho todo: la síntesis de nuestra vida cristiana, fe y amor. Por eso añades al final del evangelio: “Quien guarda sus mandamientos, permanece en Dios, y Dios en él; en esto conocemos que permanece en nosotros: por el Espíritu que nos dio”. Es decir: Dios nos concede el Espíritu Santo para poder creer en Jesucristo y amar de verdad al prójimo. Así Dios permanece en nosotros y estamos unidos a Jesucristo. Así daremos fruto en abundancia. Gracias, Señor Jesús.

Amén.

ÉL SIGUE VIVO ENTRE NOSOTROS

PRUEBA DE ELLO...

Águeda Ibáñez de Aldecoa de la Parte

Águeda tiene 24 años.

Trabaja en el Área de Cooperación de la Junta de Castilla y León y actualmente estudia un Máster en Estudios de Mujeres, Género y Ciudadanía.

Como tal no está vinculada a ninguna parroquia. Participa en varios movimientos como “Jesús al Centro”, “Jesuitas” y “Hakuna” (en Burgos y Valladolid).

En este tiempo de Pascua en la que celebramos la Resurrección de Jesús, dinos si Jesús es para ti alguien que vive y te relacionas con él. ¿Quién es Jesús para ti?

Jesús vive. Esa es para mí una certeza inquebrantable. Jesús vive en la Hostia, en mi día a día, en mis bajones, en mis éxitos, en mi ser, en mi relación de pareja, en mi familia, en mis grupos de amistades (católicos y no católicos), en mi trabajo, en las personas religiosas, en la naturaleza, en la belleza…

Aprender a ver a Jesús, en todo y en todos, es increíble. Este es un ejercicio que requiere de tiempo y de mirada. Creo que cuando una persona se acerca a Jesús desde esta mirada comienza a entender el evangelio. Cuando vemos a Jesús en todo, comenzamos a descubrirle radicalmente, e indefectiblemente, nuestro único objetivo se convierte en querer parecernos a Él.

La relación que tengo con Jesús es de “tú a tú”. Me acompaña siempre, en cada momento de mi vida. Me gusta definir a Jesús como “Amor”, porque creo que desde ahí todo se entiende mejor. Me gusta el pasaje de 1Jn 4, 16: “Dios es Amor, y el que permanece en el Amor permanece en Dios, y Dios en él”. La relación que vivo con Jesús me ayuda a residir en el amor al prójimo y a mí misma. Amar las diferencias y amar (como dice en Hakuna), “con toda el alma”.

¿En qué momentos y cómo se manifiesta esa relación con Jesús en tu vida?

Jesús se manifiesta en los momentos más insospechados, “es un jugón”, como digo yo. Hay que confiar en que siempre está sosteniéndonos y que nunca nos deja caer. Esto lo he aprendido hace relativamente poco; que siempre y especialmente en el dolor y en el sufrimiento, ahí está Jesús. Esta creo que es una de las grandes manifestaciones de que Jesús (Dios) está vivo. Ese reposo de tranquilidad y amor que uno siente a pesar de que todo parezca ir a contracorriente.

Esta relación tan cercana con Jesús, repercute en nuestras relaciones con los demás: en cómo trato al desconocido, a los compañeros de trabajo, a la familia, a mi pareja, a las amistades… Y esta relación se fortalece en los sacramentos, y concretamente, en la eucaristía. Ocasionalmente se me olvida esto, pero tiene mucha fuerza.

¿Qué consecuencias tiene en tu vida esta fe o creencia en Jesús que vive?

Mi fe católica me fortalece y me ayuda a intentar ser cada día mejor persona. Fácilmente se cae en el juicio, en la crítica o en la envidia; pero trabajando esa mirada de la que hablaba antes, todo es más sencillo.

Aunque es una tarea compleja y yerro muchas veces, trato de ver a Dios en todo el mundo. Pedir perdón y poner el Amor por delante es una de las consecuencias directas de la fe en Dios y en Jesús.

¿Qué le dirías a uno que no cree en esta verdad de fe: no cree que Jesús, como hombre que fue igual que nosotros, resucitó y vive?

Creo que la fe hay que vivirla, experimentarla. A aquella persona que no cree le diría que no tenga miedo, que pruebe y que busque si tiene dudas o preguntas. Trato de transmitir mi fe con mi ejemplo, llevando a Dios a los más remotos rincones, pero siempre desde el respeto por el otro.

Desde mi punto de vista, la fe no se impone, ni se enseña. Se enseña “la teoría”, pero creo que es más fructífero vivirlo. Normalmente, desde mi experiencia, cuando uno vive a Dios en todo, las personas hacen preguntas y poco a poco se van acercando si así lo sienten. Ojalá que esas personas se acercaran y pudieran vivir la experiencia de la fe; pero creo que lo más importante es tratar a las personas con dignidad y con amor.

DOMINGO 21 DE ABRIL -PASCUA 2024-

¡JESÚS RESUCITÓ!

¡ÉL VIVE HOY!

Lectura del santo Evangelio según San Juan 10, 11-18

En aquel tiempo, dijo Jesús:

«Yo soy el buen Pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo las roba y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las ovejas.

Yo soy el buen Pastor, que conozco a las mías, y las mías me conocen, igual que el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas.

Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a esas las tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño, un solo Pastor.

Por esto me ama el Padre, porque yo entrego mi vida para poder recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente. Tengo poder para entregarla y tengo poder para recuperarla: este mandato he recibido de mi Padre».

Palabra de Dios.

Oración

Señor Jesús, en este domingo cuarto de Pascua leemos el evangelio del Buen Pastor. Son palabras salidas de tu boca que tienen una clara resonancia de los profetas del Antiguo Testamento. Ellos criticaban a los dirigentes del pueblo de Israel como malos pastores que buscaban su propio bien en lugar de buscar el bien de las ovejas. Tú, Señor Jesús, te presentas en el evangelio de hoy como el Buen Pastor: “Yo soy el Buen Pastor que conozco a mis ovejas y las mías me conocen”. Sí, nos conoces a cada uno de nosotros “igual que el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre”. Es decir: con un conocimiento que entraña mucho amor y mucho interés por nuestro bien, “le importan mucho las ovejas”. Te importa mucho nuestra vida, porque nos quieres y quieres nuestro bien.

Tú eres el Buen Pastor y nos amas hasta el punto de dar tu vida por nosotros. “Yo doy mi vida por las ovejas”. Es tu rasgo más característico, porque no sólo lo has dicho, sino que sobre todo lo has hecho. “Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos” (Jn 15, 13). Gracias, Jesús, porque tu amor ha llegado hasta el extremo: “Habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo” (Jn 13, 1).

Precisamente por ser el evangelio del Buen Pastor, quiere la Iglesia que este día sea una jornada especial de oración por las vocaciones. Por eso nos unimos hoy a toda la Iglesia para pedir juntos por esta intención que nos afecta a todos, cada uno con su vocación y misión propia en la vida. Y lo hacemos con esta Oración.

Padre, ayúdanos a hacer tu voluntad cada día, en cada momento. Que no nos cansemos nunca de buscar lo que quieres de nosotros, para que todos, con alegría, nos sepamos discípulos tuyos.

Que todos, con generosidad, nos sintamos misioneros, enviados a llevarte allí donde tú deseas que vivamos nuestra fe.

Que no falten nunca jóvenes que, reconociendo tu llamada, digan, sin miedo: «Hágase tu voluntad»; y que tu Madre, María, nos fortalezca en nuestro compromiso contigo y con la Iglesia.

Amén.

ÉL SIGUE VIVO ENTRE NOSOTROS

PRUEBA DE ELLO...

Andrés Galán Sancho

Andrés tiene 20 años y es seminarista de la parroquia de San Pedro de la Fuente; dónde desde pequeño ha colaborado de forma activa en diversos grupos como monaguillo, catequista y jóvenes.

Actualmente está ayudando en la parroquia del Salvador (Capiscol) en el Arciprestazgo de Gamonal.

Lleva 7 años en el seminario. Estudia 3º de Teología.

En este tiempo de Pascua en la que celebramos la Resurrección de Jesús, dinos si Jesús es para ti alguien que vive y te relacionas con él. ¿Quién es Jesús para ti?

Jesús para mí es una persona que está más vivo que nunca, alguien en quien confío, a quien puedo contarle mis alegrías, preocupaciones. Rezando es la manera mejor en la que me relaciono con él, dedicando largos ratos a la oración, a la lectura espiritual…

¿En qué momentos y cómo se manifiesta esa relación con Jesús en tu vida?

Está en todo lo que hago cada día, procuro siempre tener su presencia en mi día a día, en cada pequeña acción que haga y en cada persona que se me acerca, pero sobre todo le veo en la oración, esos ratos en los que estamos él y yo son lo que me ayuda a afrontar cada día, cada situación, cada problema, todo; es el que sostiene mi vida.

¿Qué consecuencias tiene en tu vida esta fe o creencia en Jesús que vive?

Las consecuencias de mi fe son una alegría inmensa de saber que está Jesús tan vivo como lo estuvo cuando habitó en la tierra, el saber que él está en el sagrario y me quiere, me escucha, me entiende y me espera, me ayuda a perseverar en mi fe, en mi vida, en mis relaciones con los demás, en mi oración, en mis estudios y en cada cosa de cada día.

¿Qué le dirías a uno que no cree en esta verdad de fe: no cree que Jesús, como hombre que fue igual que nosotros, resucitó y vive?

Le diría que hay que “dejarse hacer”; muchas veces pretendemos hacer la cosas por nuestra cuenta, sabiendo que todo depende simplemente de nuestras fuerzas y de que todo lo controlamos nosotros; pero el creer que Cristo vive y está en mí, me ayuda a poder llevar esa alegría de la resurrección y soy mucho más feliz desde que sé que Jesús está vivo y que me ama y me quiere; y eso a mí me da la vida.

DOMINGO 14 DE ABRIL -PASCUA 2024-

¡JESÚS RESUCITÓ!

¡ÉL VIVE HOY!

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 24, 35-48

En aquel tiempo, los discípulos de Jesús contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.

Estaban hablando de estas cosas, cuando él se presentó en medio de ellos y les dice:
«Paz a vosotros».

Pero ellos, aterrorizados y llenos de miedo, creían ver un espíritu. Y él les dijo:
«¿Por qué os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas en vuestro corazón? Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un espíritu no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo».

Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Y como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo:
«¿Tenéis ahí algo de comer?»

Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos.

Y les dijo:
«Esto es lo que os dije mientras estaba con vosotros: que era necesario que se cumpliera todo lo escrito en la ley de Moisés y en los Profetas y Salmos acerca de mí».

Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras. Y les dijo:
«Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día, y en su nombre se proclamará la conversión para el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto».

Palabra de Dios.

Oración

Señor Jesús, tú nos has dicho: “Sabed que yo estoy siempre con vosotros hasta el final de los tiempos”. Cierto, estás con nosotros. Y nos acompañas siempre. A veces no nos damos cuenta como les pasó a los dos discípulos de Emaús. Algo especial les habías despertado en su corazón al escuchar tu palabra a lo largo del camino. También en nosotros, cuando escuchamos tus palabras del evangelio con fe, suscitas el vivo deseo de encontrarte. Como dice hoy el evangelio, te reconocieron al partir el pan. Aviva nuestra fe para que, cuando te recibimos en la comunión, te reconozcamos como el Resucitado que sale a nuestro encuentro.

Nos alegra al escuchar tu voz en el evangelio: “Paz a vosotros”. Y también en la celebración de la eucaristía: “La paz os dejo, mi paz os doy… La paz sea con vosotros”. Es el don de Dios que tanto necesitamos: paz en el interior de nosotros mismos, paz en el seno de nuestras familias, paz en nuestra convivencia social, paz y no guerra entre los diferentes países del mundo. Cuando naciste en Belén, se oyó el canto de los ángeles que decían: “Paz en la tierra a los hombres que Dios ama”. Y cuando resucitaste de entre los muertos, nos diste y nos sigues dando el saludo de paz: “Paz a vosotros”.

Señor Jesús, tú quisiste mostrar a tus discípulos las manos y los pies con las heridas de tu pasión y tu muerte para decirnos bien claro que tu Cuerpo Resucitado no es un fantasma, un espíritu. Es tu mismo Cuerpo que fue crucificado y depositado en el sepulcro, pero en estado glorioso, con el poder de Dios para hacerse presente en la comunidad de discípulos.

Ayúdanos, Señor, a ser testigos de esta verdad de nuestra fe que es tu Resurrección. “Vosotros sois testigos de esto”, nos dices hoy al final del evangelio. Con la ayuda de tu Espíritu seremos tus testigos en el mundo si vivimos con alegría nuestra vida. Y seremos tus testigos si pasamos por la vida haciendo el bien como tú. Contamos con tu ayuda.

Amén.

ÉL SIGUE VIVO ENTRE NOSOTROS

PRUEBA DE ELLO...

Isabel Vique Sánchez

Isabel (Sori) es Teatina; comunidad religiosa enclavada en el Barrio San Pedro de la Fuente desde hace 11 años.

Vive en la Residencia Úrsula Benincasa dónde esta congregación tiene escuela infantil y residencia de estudiantes.

Aunque ha estado destinada en Burgos durante tres etapas; actualmente lleva en la ciudad tres años.

Su comunidad está vinculada a la parroquia de San Lesmes Abad; que recientemente ha cumplido 45 años de servicio.

A nivel diocesano colabora con la Delegación de Juventud y es integrante del coro PEDAL (Potente Equipo de Animación Litúrgica).

Pascua 'Pre- San Lesmes'.

En este tiempo de Pascua en la que celebramos la Resurrección de Jesús, dinos si Jesús es para ti alguien que vive y te relacionas con él. ¿Quién es Jesús para ti?

Jesús es referente de vida, acompañante, modelo…

Con un lenguaje musical digo que es como el sostenido en una nota musical: “sostiene mi vida y pone todo lo que me falta”.

Es cierto que como religiosa que soy (Religiosa Teatina) hice mis votos, vivo en comunidad, desempeño unas tareas… Pero siempre mirando a Cristo puedo descubrir qué me enseña, qué me falta, qué me pide… Y en mis espacios y oración puedo ir percibiendo por dónde me lleva.

¿En qué momentos y cómo se manifiesta esa relación con Jesús en tu vida?

Se manifiesta en mi relación diaria con mi comunidad, con la gente que trató cada día, en las decisiones que debo tomar, en la manera de hacer y decidir creo que se debe notar desde donde vivo y como vivo.

¿Qué consecuencias tiene en tu vida esta fe o creencia en Jesús que vive?

En primer lugar que debo vivir como religiosa y persona que he sido elegida para vivir entregada a Él y a su tarea.

Tengo que hablar de Él con mi vida, con mis actos, con mis palabras.

¿Qué le dirías a uno que no cree en esta verdad de fe: no cree que Jesús, como hombre que fue igual que nosotros, resucitó y vive?

Primero tendré que hablarle de quién es ese Jesús y que significa su vida para mí y desde ahí ayudarle a descubrirle, conocerle y quererle… luego puede o no llegar a descubrir que puede ser ese acompañante que siempre va con el…. Y habrá que acompañar su proceso.

DOMINGO 7 DE ABRIL -PASCUA 2024-

¡JESÚS RESUCITÓ!

¡ÉL VIVE HOY!

Lectura del santo Evangelio según San Juan 20, 19-31

Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:
«Paz a vosotros».
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
«Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo».
Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo:
«Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».
Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían:
«Hemos visto al Señor».
Pero él les contestó:
«Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo».
A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo:
«Paz a vosotros».
Luego dijo a Tomás:
«Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente».
Contestó Tomás:
«¡Señor mío y Dios mío!».
Jesús le dijo:
«¿Porque me has visto has creído? Bienaventurados los que crean sin haber visto».
Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Estos han sido escritos para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.

Palabra de Dios.

Oración

Señor Jesús, a los ocho días de la Pascua, seguimos celebrando el gran acontecimiento de nuestra fe: que tú has resucitado y vives entre nosotros. Gracias, Jesús, porque has querido hacerte presente y visible en medio de tus discípulos cuando estaban reunidos con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Gracias porque les has enseñado las manos y el costado para que se convencieran de que eres tú mismo en persona, el crucificado que has resucitado. Gracias porque el saludo de paz que les repites hasta tres veces en el evangelio de hoy, es también para nosotros: “Paz a vosotros”. Y nos haces partícipes de tu misión en el mundo: “Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo… Recibid el Espíritu Santo”.

Gracias, Señor Jesús, porque, a través del apóstol Tomás, nos haces una amable corrección que nos hace mucho bien: “No seas incrédulo, sino creyente”. Y nos alegra estar comprendidos en la bienaventuranza: “Bienaventurados los que crean sin haber visto”. Gracias, Señor Jesús, porque tus palabras del evangelio han sido escritas “para que creamos que tú eres el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengamos vida en tu nombre”.

Nos alegramos, Jesús, porque “esta es la victoria que vence al mundo, nuestra fe”. Nos alegramos también de formar parte de una comunidad cristiana como la primera comunidad de la Iglesia “que lo tenían todo en común y distribuía a cada uno según su necesidad”.

Hoy, domingo de la misericordia, “damos gracias a Dios porque es bueno, porque es eterna su misericordia”.

Amén.

ÉL SIGUE VIVO ENTRE NOSOTROS

PRUEBA DE ELLO...

Ana Vicario López

Ana es nacida en el barrio y tiene formada una familia con dos hijos de 18 y 22 años.

Pertenece a la Parroquia de San Pedro de la Fuente donde es catequista de niños del Despertar, voluntaria de Cáritas Parroquial y miembro del Consejo Pastoral Parroquial.

Fuera de la parroquia, tiene el cargo de Presidenta de Cáritas a nivel del Arciprestazgo del Vena.

En este tiempo de Pascua en la que celebramos la Resurrección de Jesús, dinos si Jesús es para ti alguien que vive y te relacionas con él. ¿Quién es Jesús para ti?

Por supuesto que está vivo, vive dentro de mí y en los demás, sean creyentes o no; para mí Él está en mí día a día en muchos aspectos.

Él es mi hermano, al que pido consejo cuando lo necesito. Él es mi amigo, en el que puedo confiar y contarle mis alegrías, penas, inquietudes… Él es la luz, que me guía en el día a día y me alumbra para que no me salga del camino. Y sobre todo Él es perdón, el que encuentro cuando me equivoco, que no son pocas veces.

¿En qué momentos y cómo se manifiesta esa relación con Jesús en tu vida?

Esa relación con Él no solamente la tengo cuando acudo a la Iglesia, ni cuando le rezo…, sino en muchos momentos:

– En mi día a día, en mi relación con mis hijos, con mi familia, con los compañeros del trabajo, con mis amistades….

– Desde mi voluntariado en Cáritas, que cuando tengo frente a mí al necesitado.

– Con mis peques de catequesis, a los que intento mostrar a Jesús como yo le veo, alguien muy cercano a nosotros.

En todos esos momentos se me manifiesta de diferentes maneras, en diferentes rostros y con sus diferentes necesidades.

¿Qué consecuencias tiene en tu vida esta fe o creencia en Jesús que vive?

Estoy segura, que todos en algún momento hemos tenido momentos difíciles en nuestra vida, en el que nos hemos podido cuestionar lo que me preguntas.

Yo en parte lo tuve; cuestioné si mi forma de vivir mi fe era la correcta, pero lo que no me cuestioné en ese momento fue a Jesús. Él es el que me dio fuerzas para seguir adelante.

Y en la actualidad estoy totalmente segura de como vivo mi fe y que Jesús es mi aliento del día a día.

¿Qué le dirías a uno que no cree en esta verdad de fe: no cree que Jesús, como hombre que fue igual que nosotros, resucitó y vive?

Una de las cosas que me ha enseñado ser voluntaria de Cáritas y que tengo totalmente claro, que lo primero es tener respeto hacia esa persona, bien por su cultura, su creencia, su forma de vivir la fe o de no vivirla. 

Pero les diría: Dios nos mandó a su Hijo, para que viviese como nosotros, para que padeciese, para que se sacrificase y muriese por nosotros.

Jesús murió para salvarnos y resucitó para cada uno de nosotros, Él está ahí, no nos abandona, cualquier momento es bueno para ir hacia Él, cuando quieras dar ese paso, Él te acogerá.

CALENDARIO DE PASCUA -2024-

¡CRISTO RESUCITÓ!

y

SIGUE VIVO ENTRE NOSOTROS

El Papa Francisco, después del Sínodo dedicado a los jóvenes en el 2018, escribió la Exhortación Apostólica “VIVE CRISTO, ESPERANZA NUESTRA”.

Son las dos palabras con las que comienza esta carta. Y dice en los nº 1-2: “Las primeras palabras que quiero decir a cada uno de los jóvenes cristianos son: ‘¡Cristo vive y te quiere vivo!’. Él está en ti, Él está contigo y nunca se va. Por más que te alejes, allí está el Resucitado, llamándote y esperándote para volver a empezar. Cuando te sientas tocado por la tristeza, los miedos, las dudas o los fracasos, Él estará allí para devolverte la fuerza y la esperanza”.

Es la verdad fundamental de nuestra fe. Así lo dice San Pablo: “Si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra predicación y vana también nuestra fe… Pero Cristo ha resucitado de entre los muertos y es primicia de los que han muerto” (1Cor 15, 14.20). Es decir, Cristo ha resucitado primero y es garantía de que también nosotros resucitaremos.

Siendo verdad que Cristo ha resucitado, nuestra fe cristiana se fundamenta en la victoria de la vida sobre la muerte, del bien sobre el mal, de la verdad sobre la mentira, del gozo y la esperanza sobre la tristeza y la desesperanza.

Este tiempo de Pascua queremos hacerte partícipe de la alegría pascual a través del testimonio de unas personas que viven y comparten su vida de fe entre nosotros.

Cada semana de Pascua una persona aparecerá en nuestra página para testimoniar su fe. Deseamos que lo disfrutes con nosotros.

Abril

Domingo

07

II Domingo de Pascua

Domingo

14

III Domingo de Pascua

Domingo

21

IV Domingo de Pascua

Domingo

28

V Domingo de Pascua

Mayo

Domingo

05

VI Domingo de Pascua

Domingo

12

VII Domingo de Pascua

Domingo

19

Solemnidad de Pentecostés

Domingo de Resurrección -S. SANTA 2024-

Evangelio del día

Lectura del Santo Evangelio según san Juan

(20, 1-9)

El primer día de la semana, María la Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro.

Echó a correr y fue donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo:
«Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto».

Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; e, inclinándose, vio los lienzos tendidos; pero no entró.

Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio los lienzos tendidos y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no con los lienzos, sino enrollado en un sitio aparte.

Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.

Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.

Palabra de Dios.

Reflexión

María Magdalena se acercaba al sepulcro para verlo, para visitarlo al igual que nosotros visitamos los sepulcros tras la muerte reciente de un familiar, para recordarlo y revivir todos los momentos que pasamos junto a él.

¿Al igual que ella corro presuroso al encuentro con Jesús?

Echa la vista atrás y reconoce un momento de tu vida en el que pasaste por las tinieblas con mucho dolor y sufrimiento; pero pasaste y llegaste a la Vida: la Vida de la Resurrección.

¡JESÚS HA RESUCITADO!

¡FELIZ PASCUA PARA TODOS!

¡ÉL ESTA VIVO!

A lo largo de esta Semana Santa hemos seguido los 14 pasos de tu Vía Crucis hasta quedar tu cuerpo depositado en el sepulcro.

Pero nuestra fe nos dice que tu historia no acaba en la muerte.

Hay un paso más que bien puede ser la 15ª estación: “Jesús resucita de entre los muertos”.

Señor Jesús resucitado, hoy celebramos en domingo de Pascua de Resurrección.

Al amanecer del tercer día después de tu muerte, el primer día de la semana, las mujeres, entre ellas María Magdalena, fueron al sepulcro, y encontraron corrida la piedra de entrada. Escucharon el mensaje: “No está aquí, ha resucitado”.

Después de comunicarlo a los apóstoles, Pedro y Juan comprobaron que el sepulcro estaba vacío. Y como dice el mismo San Juan en su evangelio: “Vio y creyó”. ¿Qué vio y qué creyó?

Esta es la pregunta que merece la pena responder en el evangelio de hoy. Vio los lienzos de tela que habían envuelto tu cuerpo muerto, tendidos sobre el suelo. Y creyó que se había cumplido tu palabra: que habías de resucitar de entre los muertos. Por tanto, el apóstol Juan afirma que, al ver el sepulcro vacío, creyó de verdad que tú, Jesús, habías resucitado.

Y a partir de entonces los apóstoles fueron testigos de tu presencia como resucitado. Y te vieron repetidas veces con tu mismo cuerpo, pero en estado glorioso y resucitado. Amor, alegría, paz… son frutos del Espíritu en el corazón de aquellos primeros testigos y de todos los que creemos en la verdad de Jesús Resucitado.

“Oh Dios, que en este día, vencida la muerte, nos has abierto las puertas de la eternidad por medio de tu Hijo Unigénito, concede, a quienes celebramos hoy la solemnidad de la Resurrección del Señor Jesús, que, renovados por tu Espíritu, resucitemos a la luz de la vida”. Amén.