ADVIENTO 2022
ADVIENTO
TIEMPO DE ESPERA, TIEMPO DE ESPERANZA
¡Qué poco nos gusta esperar!
Y, sin embargo, ¡cuánto nos toca esperar! A pesar de buscarnos remedios para evitar las esperas, ahí está la “cita previa” puesta en auge en tiempos de pandemia.
¿Evita las temidas e insoportables colas? No, o al menos no siempre; pero las dilata en el tiempo y nos da una engañosa sensación de exclusividad.
Ahí están las “listas de espera”; para muchas cosas, desde visitar al médico –posiblemente las más sangrantes- hasta comprar un coche nuevo.
¿Todo ello nos prepara, nos ha enseñado a esperar? Pienso que no, a tenor del desasosiego –también podríamos decir enfado o cabreo- y la frustración en que tantas veces vivimos la espera.
En medio de esta realidad nos llega el Adviento: “tiempo de espera”.
¿Más tensión? ¿Más estrés? No es esa la idea. Más bien una oportunidad para pensar, mientras esperamos, hacia dónde vamos con tanta prisa y replantear nuestras urgencias.
“Si quieres ir deprisa, camina sólo; si quieres llegar lejos, vete acompañado”. No sé dónde leí esta frase, pero me sigue haciendo pensar. Si la comparto contigo, a las puertas del adviento, es para invitarte a esperar, a acompasar tu paso al de los débiles; a acompasar tu paso al de Dios que se hace hombre, compañero de camino. Y que no tiene prisa, nunca la ha tenido, para así estar al lado de los últimos.
Disfruta de la espera en esperanza. No te pares, sigue caminando, pero sin prisas; no dejes que Dios desaparezca de tu horizonte.
Señor, hemos oído que vienes.
Nos hemos alegrado y, al tiempo, nos hemos fijado en el estado de nuestra casa:
¡No puedes encontrarla así!
Queremos hacer de ella el hogar limpio y agradable en el que tú, con todos los que te acompañan, tengan cabida.
Necesitamos tu ayuda.
Necesitamos que tu nos renueves, nos contagies de tu alegría y esperanza.
Fortalécenos. Haznos soñar.
Haznos hombres de fe que confíen y no teman.