BAUTISMO DEL SEÑOR – CALENDARIO DE NAVIDAD 2024

Con la fiesta del Bautismo del Señor concluye el tiempo de Navidad.

Atrás queda toda la parafernalia que envuelve el hecho del nacimiento de Jesús para abrirse paso de nuevo lo cotidiano.

Es hoy un buen día para abrir el álbum de fotos de nuestro Bautismo: repasando su fecha, quien nos sostenía, los padrinos, el sacerdote, la parroquia donde tuvo lugar….

Seguro que a todos nos ha caído agua en la cabeza muchas veces: cuando nos duchamos, cuando llueve, cuando nos bañamos en la playa, etc.

Cuando nos bautizan «no solo lo hacen con agua sino con el Espíritu».

¡Cuántas veces uno se despista y vive en la oscuridad!

En cada uno Dios ha dejado una luz particular, una luz que le hace ser él mismo. Unas luces son más fuertes, otras más débiles, otras cambian constantemente… pudiendo encontrar un sinfín de luces como personas. Y cada uno tiene que cuidar y dar cuentas de esa luz que recibió.

Por el Bautismo «somos llamados por Dios a iluminar las tinieblas».

Elevamos la mirada; contemplemos la maravillosa obra de Dios en nuestra vida y ayudémosle a continuar su misión.

Preguntas

  1. ¿Por qué Jesús quiso ser bautizado por Juan Bautista si no tenía ninguna necesidad del bautismo puesto que era el Hijo de Dios que pasó por la vida haciendo siempre el bien?
  1. ¿Qué hace en nosotros el bautismo y cuál es la novedad más importante que nos aporta respecto a los que no se bautizan?
  1. ¿A qué nos compromete el bautismo? Señala dos o tres cosas concretas.

Oración

Al contemplar tu bautismo, Señor Jesús, en aguas del Jordán, no puedo menos de pensar en mi propio bautismo. También sobre mi cuerpo de niño se derramó el agua que hizo germinar en mi interior una nueva vida como hijo de Dios. También para mí se dijeron aquellas palabras que se oyeron en tu bautismo: “Tú eres mi hijo amado, en ti me complazco”. Por eso quiero darte gracias, Señor y Dios mío, porque tú eres mi Padre y nos quieres de verdad como hijos tuyos. Ayúdanos a ser conscientes del amor que nos tienes. Que tengamos siempre confianza en tu amor. Sabemos que conoces nuestras necesidades mejor que nosotros mismos.

Gracias, Señor Jesús, porque nos has enseñado a orar llamando a Dios “Padre Nuestro…” Como hacías tú con frecuencia cuando vivías en este mundo. Te salía del alma en tu idioma arameo la palabra “Abba”, es decir, Padre, con todo el afecto de un hijo que se siente querido. También nosotros te decimos con los discípulos: “Señor, enséñanos a orar”. Sí, enséñanos, no sólo las palabras, sino también y sobre todo la confianza y los sentimientos del corazón. Suscita en nosotros el amor que has derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que nos has dado.

Sí, porque también nosotros, Señor Jesús, hemos sido ungidos en el bautismo, y más en la confirmación, con la gracia y la fuerza del Espíritu Santo para que podamos corresponder a tu amor con nuestro amor y para pasar por la vida haciendo el bien, como nos dice hoy la 2ª lectura. El Espíritu de Dios estuvo presente en tu bautismo y también en el nuestro. Por eso creemos que él nos capacita, más allá de nuestras fuerzas, para que amemos a Dios y al prójimo.

Amén.