II DOMINGO DE ADVIENTO 2025
ADVIENTO
TIEMPO DE ESPERANZA
En este segundo domingo de Adviento es el profeta Isaías quien alienta en nosotros la esperanza. Basta leer el texto para darnos cuenta que todos los verbos están en futuro: desde el principio, “brotará un renuevo del tronco de Jesé y de su raíz florecerá un vástago”, hasta el final, “la raíz de Jesé será elevada como enseña de los pueblos y será gloriosa su morada”.
El mensaje de Isaías está cargado de esperanza por dos motivos. Uno, porque ese brote nuevo que se anuncia, estará lleno del Espíritu de Dios: “Sobre él se posará el Espíritu del Señor, espíritu de sabiduría y entendimiento, espíritu de consejo y fortaleza…” Palabras que se cumplieron en Jesús: “Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír”. Y el evangelio de hoy nos permite tener esperanza de que también se cumplen en nosotros que “hemos sido bautizados con agua y con Espíritu Santo”, con el mismo Espíritu de Dios.
El otro motivo de esperanza que encierra el mensaje de Isaías es el anuncio de tiempos de paz: “La justicia y lealtad le acompañarán. Habitará el lobo con el cordero, el leopardo se tumbará con el cabrito, el ternero y el león pacerán juntos: un muchacho será su pastor”. Este muchacho, buen pastor, que hace posible la paz entre los hombres, había de ser el mismo Jesús nacido en Belén.
TIEMPO DE REFLEXIÓN
Te invito a reflexionar juntos sobre
- Dada la situación nacional e internacional de conflictos y enfrentamientos, ¿Crees que es posible la paz? ¿Qué podemos hacer para construir más paz entre los hombres?
- “Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos”. ¿Cómo preparamos la próxima Navidad para que haya paz y alegría en nuestros ambientes?
TIEMPO DE ORACIÓN
Señor Jesús, en este tiempo de esperanza nos unimos a ti para orar a Dios Padre:
“Concédenos, Dios Padre misericordioso, los dones de tu Espíritu Santo: sabiduría, entendimiento, consejo, fortaleza, piedad… Estamos bautizados con agua y con Espíritu de Dios. Animados por tu mismo Espíritu, enséñanos a sopesar con sabiduría los bienes de la tierra y amar intensamente los del cielo. Así ‘preparamos el camino del Señor y allanamos sus senderos’. Con palabras de San Francisco de Asís, ‘queremos ser instrumentos de tu paz. Que donde haya odio, ponga yo amor; donde haya ofensa, ponga perdón; donde haya discordia, ponga yo la unión; donde haya duda, ponga yo la fe; donde haya error, ponga yo verdad; donde haya desesperación, ponga yo esperanza; donde haya tristeza, ponga yo alegría; donde haya tinieblas, ponga yo la luz’”. Es la mejor manera de preparar la Navidad.
Que así sea.
Amén.









































