DOMINGO 28 DE ABRIL -PASCUA 2024-

¡JESÚS RESUCITÓ!

¡ÉL VIVE HOY!

Lectura del santo Evangelio según San Juan 15, 1-8

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento que no da fruto en mí lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto.

Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros.

Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.

Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden.

Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará.

Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos».

Palabra de Dios.

Oración

Señor Jesús, en este domingo V de Pascua nos muestras en tu Palabra del Evangelio la necesidad de estar unidos a ti para dar fruto en nuestra vida cristiana. Con este fin utilizas una imagen muy expresiva: la vid y los sarmientos. Ayúdanos, Señor, con la fuerza de tu Espíritu, no sólo a entender, sino a interiorizar esta verdad de nuestra fe: sólo unidos a ti, podemos dar buenos frutos en nuestra vida. Como el sarmiento: sólo unido a la vid, puede dar fruto.

Señor Jesús, comienzas tu evangelio de hoy con una expresión muy propia de ti, “Yo soy”, y muy conocida en nuestra tierra de vinos, “soy la vid”. Muchas veces nos has dicho en tu evangelio “Yo soy” para mostrar tu identidad: “Yo soy el Buen Pastor”, “Yo soy el camino, la verdad y la vida”, “Yo soy el pan de vida, el pan vivo bajado del cielo”, “Yo soy la resurrección y la vida”, “Yo soy la luz del mundo”, “Yo y el Padre somos uno”, “Cuando levantéis en alto al Hijo del hombre, sabréis que ‘Yo soy’” (Jn 8, 28). Y hoy, con esta expresión de identidad, nos dices: “Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el labrador”. Y para dejar bien clara nuestra implicación en esta imagen: “Yo soy la vid, vosotros los sarmientos”.

Señor Jesús, gracias por mostrarnos la necesidad que tenemos de estar unidos a ti: El que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante; porque sin mí, no podéis hacer nada”. Nos lo dejas bien claro en este texto: “Como el sarmiento no puede dar fruto si no permanece en la vid, así tampoco vosotros si no permanecéis en mí”. Hasta siete veces usas la palabra “permanecer” en este breve evangelio de hoy. Quieres decirnos y repetirnos que nos mentalicemos bien de esta verdad: “Sin mí, no podéis hacer nada”.

Y ¿qué hemos de hacer para permanecer unidos a ti? Nos lo dice la 2ª lectura de hoy: “Éste es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo, Jesucristo, y que nos amemos unos a otros, tal como nos lo mandó”. Fe en ti, Jesús, y amor de unos a otros. Aquí está dicho todo: la síntesis de nuestra vida cristiana, fe y amor. Por eso añades al final del evangelio: “Quien guarda sus mandamientos, permanece en Dios, y Dios en él; en esto conocemos que permanece en nosotros: por el Espíritu que nos dio”. Es decir: Dios nos concede el Espíritu Santo para poder creer en Jesucristo y amar de verdad al prójimo. Así Dios permanece en nosotros y estamos unidos a Jesucristo. Así daremos fruto en abundancia. Gracias, Señor Jesús.

Amén.

ÉL SIGUE VIVO ENTRE NOSOTROS

PRUEBA DE ELLO...

Águeda Ibáñez de Aldecoa de la Parte

Águeda tiene 24 años.

Trabaja en el Área de Cooperación de la Junta de Castilla y León y actualmente estudia un Máster en Estudios de Mujeres, Género y Ciudadanía.

Como tal no está vinculada a ninguna parroquia. Participa en varios movimientos como “Jesús al Centro”, “Jesuitas” y “Hakuna” (en Burgos y Valladolid).

En este tiempo de Pascua en la que celebramos la Resurrección de Jesús, dinos si Jesús es para ti alguien que vive y te relacionas con él. ¿Quién es Jesús para ti?

Jesús vive. Esa es para mí una certeza inquebrantable. Jesús vive en la Hostia, en mi día a día, en mis bajones, en mis éxitos, en mi ser, en mi relación de pareja, en mi familia, en mis grupos de amistades (católicos y no católicos), en mi trabajo, en las personas religiosas, en la naturaleza, en la belleza…

Aprender a ver a Jesús, en todo y en todos, es increíble. Este es un ejercicio que requiere de tiempo y de mirada. Creo que cuando una persona se acerca a Jesús desde esta mirada comienza a entender el evangelio. Cuando vemos a Jesús en todo, comenzamos a descubrirle radicalmente, e indefectiblemente, nuestro único objetivo se convierte en querer parecernos a Él.

La relación que tengo con Jesús es de “tú a tú”. Me acompaña siempre, en cada momento de mi vida. Me gusta definir a Jesús como “Amor”, porque creo que desde ahí todo se entiende mejor. Me gusta el pasaje de 1Jn 4, 16: “Dios es Amor, y el que permanece en el Amor permanece en Dios, y Dios en él”. La relación que vivo con Jesús me ayuda a residir en el amor al prójimo y a mí misma. Amar las diferencias y amar (como dice en Hakuna), “con toda el alma”.

¿En qué momentos y cómo se manifiesta esa relación con Jesús en tu vida?

Jesús se manifiesta en los momentos más insospechados, “es un jugón”, como digo yo. Hay que confiar en que siempre está sosteniéndonos y que nunca nos deja caer. Esto lo he aprendido hace relativamente poco; que siempre y especialmente en el dolor y en el sufrimiento, ahí está Jesús. Esta creo que es una de las grandes manifestaciones de que Jesús (Dios) está vivo. Ese reposo de tranquilidad y amor que uno siente a pesar de que todo parezca ir a contracorriente.

Esta relación tan cercana con Jesús, repercute en nuestras relaciones con los demás: en cómo trato al desconocido, a los compañeros de trabajo, a la familia, a mi pareja, a las amistades… Y esta relación se fortalece en los sacramentos, y concretamente, en la eucaristía. Ocasionalmente se me olvida esto, pero tiene mucha fuerza.

¿Qué consecuencias tiene en tu vida esta fe o creencia en Jesús que vive?

Mi fe católica me fortalece y me ayuda a intentar ser cada día mejor persona. Fácilmente se cae en el juicio, en la crítica o en la envidia; pero trabajando esa mirada de la que hablaba antes, todo es más sencillo.

Aunque es una tarea compleja y yerro muchas veces, trato de ver a Dios en todo el mundo. Pedir perdón y poner el Amor por delante es una de las consecuencias directas de la fe en Dios y en Jesús.

¿Qué le dirías a uno que no cree en esta verdad de fe: no cree que Jesús, como hombre que fue igual que nosotros, resucitó y vive?

Creo que la fe hay que vivirla, experimentarla. A aquella persona que no cree le diría que no tenga miedo, que pruebe y que busque si tiene dudas o preguntas. Trato de transmitir mi fe con mi ejemplo, llevando a Dios a los más remotos rincones, pero siempre desde el respeto por el otro.

Desde mi punto de vista, la fe no se impone, ni se enseña. Se enseña “la teoría”, pero creo que es más fructífero vivirlo. Normalmente, desde mi experiencia, cuando uno vive a Dios en todo, las personas hacen preguntas y poco a poco se van acercando si así lo sienten. Ojalá que esas personas se acercaran y pudieran vivir la experiencia de la fe; pero creo que lo más importante es tratar a las personas con dignidad y con amor.

V Domingo de Pascua

Primera lectura

Lectura de los Hechos de los Apóstoles

(9, 26-31)

En aquellos días, llegado Pablo a Jerusalén, trataba de juntarse con los discípulos, pero todos le tenían miedo, porque no se fiaban de que fuera realmente discípulo. Entonces Bernabé se lo presentó a los apóstoles.

Saulo les contó cómo había visto al Señor en el camino, lo que le había dicho y cómo en Damasco había predicado públicamente el nombre de Jesús.

Saulo se quedó con ellos y se movía libremente en Jerusalén, predicando públicamente el nombre del Señor. Hablaba y discutía también con los judíos de lengua griega, que se propusieron suprimirlo. Al enterarse los hermanos, lo bajaron a Cesarea y lo enviaron a Tarso.

La Iglesia gozaba de paz en toda Judea, Galilea y Samaria. Se iba construyendo y progresaba en la fidelidad al Señor, y se multiplicaba, animada por el Espíritu Santo.

Salmo

El Señor es mi alabanza en la gran asamblea

Cumpliré mis votos delante de sus fieles.
Los desvalidos comerán hasta saciarse,
alabarán al Señor los que lo buscan:
viva su corazón por siempre. R/.

Lo recordarán y volverán al Señor
hasta de los confines del orbe;
en su presencia se postrarán
las familias de los pueblos.
Ante él se postrarán las cenizas de la tumba,
ante él se inclinarán los que bajan al polvo. R/.

Me hará vivir para él, mi descendencia le servirá,
hablarán del Señor a la generación futura,
contarán su justicia al pueblo que ha de nacer:
todo lo que hizo el Señor. R/.

Segunda lectura

Lectura de la primera carta del apóstol San Juan

(3, 18-24)

Hijos míos, no amemos de palabra y de boca, sino de verdad y con obras.

En esto conoceremos que somos de la verdad y tranquilizaremos nuestra conciencia ante él, en caso de que nos condene nuestra conciencia, pues Dios es mayor que nuestra conciencia y conoce todo.

Queridos, si la conciencia no nos condena, tenemos plena confianza ante Dios. Y cuanto pidamos lo recibimos de él, porque guardamos sus mandamientos y hacemos lo que le agrada.

Y éste es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo, Jesucristo, y que nos amemos unos a otros, tal como nos lo mandó.

Quien guarda sus mandamientos permanece en Dios, y Dios en él; en esto conocemos que permanece en nosotros: por el Espíritu que nos dio.

Evangelio del día

Lectura del Santo Evangelio según San Juan

(15, 1-8)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento que no da fruto en mí lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto.

Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros.

Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.

Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden.

Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará.

Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos».

DOMINGO 21 DE ABRIL -PASCUA 2024-

¡JESÚS RESUCITÓ!

¡ÉL VIVE HOY!

Lectura del santo Evangelio según San Juan 10, 11-18

En aquel tiempo, dijo Jesús:

«Yo soy el buen Pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo las roba y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las ovejas.

Yo soy el buen Pastor, que conozco a las mías, y las mías me conocen, igual que el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas.

Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a esas las tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño, un solo Pastor.

Por esto me ama el Padre, porque yo entrego mi vida para poder recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente. Tengo poder para entregarla y tengo poder para recuperarla: este mandato he recibido de mi Padre».

Palabra de Dios.

Oración

Señor Jesús, en este domingo cuarto de Pascua leemos el evangelio del Buen Pastor. Son palabras salidas de tu boca que tienen una clara resonancia de los profetas del Antiguo Testamento. Ellos criticaban a los dirigentes del pueblo de Israel como malos pastores que buscaban su propio bien en lugar de buscar el bien de las ovejas. Tú, Señor Jesús, te presentas en el evangelio de hoy como el Buen Pastor: “Yo soy el Buen Pastor que conozco a mis ovejas y las mías me conocen”. Sí, nos conoces a cada uno de nosotros “igual que el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre”. Es decir: con un conocimiento que entraña mucho amor y mucho interés por nuestro bien, “le importan mucho las ovejas”. Te importa mucho nuestra vida, porque nos quieres y quieres nuestro bien.

Tú eres el Buen Pastor y nos amas hasta el punto de dar tu vida por nosotros. “Yo doy mi vida por las ovejas”. Es tu rasgo más característico, porque no sólo lo has dicho, sino que sobre todo lo has hecho. “Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos” (Jn 15, 13). Gracias, Jesús, porque tu amor ha llegado hasta el extremo: “Habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo” (Jn 13, 1).

Precisamente por ser el evangelio del Buen Pastor, quiere la Iglesia que este día sea una jornada especial de oración por las vocaciones. Por eso nos unimos hoy a toda la Iglesia para pedir juntos por esta intención que nos afecta a todos, cada uno con su vocación y misión propia en la vida. Y lo hacemos con esta Oración.

Padre, ayúdanos a hacer tu voluntad cada día, en cada momento. Que no nos cansemos nunca de buscar lo que quieres de nosotros, para que todos, con alegría, nos sepamos discípulos tuyos.

Que todos, con generosidad, nos sintamos misioneros, enviados a llevarte allí donde tú deseas que vivamos nuestra fe.

Que no falten nunca jóvenes que, reconociendo tu llamada, digan, sin miedo: «Hágase tu voluntad»; y que tu Madre, María, nos fortalezca en nuestro compromiso contigo y con la Iglesia.

Amén.

ÉL SIGUE VIVO ENTRE NOSOTROS

PRUEBA DE ELLO...

Andrés Galán Sancho

Andrés tiene 20 años y es seminarista de la parroquia de San Pedro de la Fuente; dónde desde pequeño ha colaborado de forma activa en diversos grupos como monaguillo, catequista y jóvenes.

Actualmente está ayudando en la parroquia del Salvador (Capiscol) en el Arciprestazgo de Gamonal.

Lleva 7 años en el seminario. Estudia 3º de Teología.

En este tiempo de Pascua en la que celebramos la Resurrección de Jesús, dinos si Jesús es para ti alguien que vive y te relacionas con él. ¿Quién es Jesús para ti?

Jesús para mí es una persona que está más vivo que nunca, alguien en quien confío, a quien puedo contarle mis alegrías, preocupaciones. Rezando es la manera mejor en la que me relaciono con él, dedicando largos ratos a la oración, a la lectura espiritual…

¿En qué momentos y cómo se manifiesta esa relación con Jesús en tu vida?

Está en todo lo que hago cada día, procuro siempre tener su presencia en mi día a día, en cada pequeña acción que haga y en cada persona que se me acerca, pero sobre todo le veo en la oración, esos ratos en los que estamos él y yo son lo que me ayuda a afrontar cada día, cada situación, cada problema, todo; es el que sostiene mi vida.

¿Qué consecuencias tiene en tu vida esta fe o creencia en Jesús que vive?

Las consecuencias de mi fe son una alegría inmensa de saber que está Jesús tan vivo como lo estuvo cuando habitó en la tierra, el saber que él está en el sagrario y me quiere, me escucha, me entiende y me espera, me ayuda a perseverar en mi fe, en mi vida, en mis relaciones con los demás, en mi oración, en mis estudios y en cada cosa de cada día.

¿Qué le dirías a uno que no cree en esta verdad de fe: no cree que Jesús, como hombre que fue igual que nosotros, resucitó y vive?

Le diría que hay que “dejarse hacer”; muchas veces pretendemos hacer la cosas por nuestra cuenta, sabiendo que todo depende simplemente de nuestras fuerzas y de que todo lo controlamos nosotros; pero el creer que Cristo vive y está en mí, me ayuda a poder llevar esa alegría de la resurrección y soy mucho más feliz desde que sé que Jesús está vivo y que me ama y me quiere; y eso a mí me da la vida.

IV Domingo de Pascua

Primera lectura

Lectura de los Hechos de los Apóstoles

(4, 8-12)

En aquellos días, lleno de Espíritu Santo, Pedro dijo:
«Jefes del pueblo y ancianos: Porque le hemos hecho un favor a un enfermo, nos interrogáis hoy para averiguar qué poder ha curado a ese hombre; quede bien claro a todos vosotros y a todo Israel que ha sido el Nombre de Jesucristo el Nazareno, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de entre los muertos; por este Nombre, se presenta este sano ante vosotros. Él es la “piedra que desechasteis vosotros, los arquitectos, y que se ha convertido en piedra angular”; no hay salvación en ningún otro; pues bajo el cielo no se ha dado a los hombres otro nombre por el que debamos salvarnos».

Salmo

La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular

Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Mejor es refugiarse en el Señor que fiarse de los hombres,
mejor es refugiarse en el Señor que fiarse de los jefes. R/.

Te doy gracias porque me escuchaste y fuiste mi salvación.
La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente. R/.

Bendito el que viene en nombre del Señor,
os bendecimos desde la casa del Señor.
Tu eres mi Dios, te doy gracias;
Dios mío, yo te ensalzo.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia. R/.

Segunda lectura

Lectura de la primera carta del apóstol San Juan

(3, 1-2)

Queridos hermanos:

Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos! El mundo no nos conoce porque no lo conoció a él.

Queridos, ahora somos hijos de Dios y aun no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.

Evangelio del día

Lectura del Santo Evangelio según San Juan

(10, 11-18)

En aquel tiempo, dijo Jesús:

«Yo soy el buen Pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo las roba y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las ovejas. Yo soy el buen Pastor, que conozco a las mías, y las mías me conocen, igual que el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas.

Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a esas las tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño, un solo Pastor.

Por esto me ama el Padre, porque yo entrego mi vida para poder recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente. Tengo poder para entregarla y tengo poder para recuperarla: este mandato he recibido de mi Padre».

I FESTIVAL DE PASCUA ARCIPRESTAL

El pasado sábado 13 de abril en la Parroquia de San Lesmes Abad de Burgos, tuvo lugar el primer Festival Arciprestal de Pascua de Burgos-Vena.

Los coros de las parroquias del arciprestazgo interpretaron unas canciones preciosas, con diversos estilos, pero aportando lo mejor para celebrar este acontecimiento tan bonito de la Pascua, anunciando juntos que Jesús ha resucitado.

Fueron los coros de la Parroquia de San Martín de Porres, de la Parroquia de San Lesmes, de la Parroquia de San Juan Bautista, de la Parroquia de San Lorenzo, de la Parroquia de Nª Señora del Rosario, de la Parroquia del Hno. San Rafael y de la Parroquia de San Pedro de la Fuente.

Nuestro coro interpretó “Aleluya” del cantautor Faustino Diez  y “Fuente de Paz.”

¡ALELUYA!

fuente de paz

Para finalizar el evento, todos los asistentes cantaron un popurrí de canciones de Pascua y disfrutaron de un chocolate calentito.

¡Jesús ha resucitado! ¡Anunciémoslo!
DOMINGO 14 DE ABRIL -PASCUA 2024-

¡JESÚS RESUCITÓ!

¡ÉL VIVE HOY!

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 24, 35-48

En aquel tiempo, los discípulos de Jesús contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.

Estaban hablando de estas cosas, cuando él se presentó en medio de ellos y les dice:
«Paz a vosotros».

Pero ellos, aterrorizados y llenos de miedo, creían ver un espíritu. Y él les dijo:
«¿Por qué os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas en vuestro corazón? Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un espíritu no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo».

Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Y como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo:
«¿Tenéis ahí algo de comer?»

Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos.

Y les dijo:
«Esto es lo que os dije mientras estaba con vosotros: que era necesario que se cumpliera todo lo escrito en la ley de Moisés y en los Profetas y Salmos acerca de mí».

Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras. Y les dijo:
«Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día, y en su nombre se proclamará la conversión para el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto».

Palabra de Dios.

Oración

Señor Jesús, tú nos has dicho: “Sabed que yo estoy siempre con vosotros hasta el final de los tiempos”. Cierto, estás con nosotros. Y nos acompañas siempre. A veces no nos damos cuenta como les pasó a los dos discípulos de Emaús. Algo especial les habías despertado en su corazón al escuchar tu palabra a lo largo del camino. También en nosotros, cuando escuchamos tus palabras del evangelio con fe, suscitas el vivo deseo de encontrarte. Como dice hoy el evangelio, te reconocieron al partir el pan. Aviva nuestra fe para que, cuando te recibimos en la comunión, te reconozcamos como el Resucitado que sale a nuestro encuentro.

Nos alegra al escuchar tu voz en el evangelio: “Paz a vosotros”. Y también en la celebración de la eucaristía: “La paz os dejo, mi paz os doy… La paz sea con vosotros”. Es el don de Dios que tanto necesitamos: paz en el interior de nosotros mismos, paz en el seno de nuestras familias, paz en nuestra convivencia social, paz y no guerra entre los diferentes países del mundo. Cuando naciste en Belén, se oyó el canto de los ángeles que decían: “Paz en la tierra a los hombres que Dios ama”. Y cuando resucitaste de entre los muertos, nos diste y nos sigues dando el saludo de paz: “Paz a vosotros”.

Señor Jesús, tú quisiste mostrar a tus discípulos las manos y los pies con las heridas de tu pasión y tu muerte para decirnos bien claro que tu Cuerpo Resucitado no es un fantasma, un espíritu. Es tu mismo Cuerpo que fue crucificado y depositado en el sepulcro, pero en estado glorioso, con el poder de Dios para hacerse presente en la comunidad de discípulos.

Ayúdanos, Señor, a ser testigos de esta verdad de nuestra fe que es tu Resurrección. “Vosotros sois testigos de esto”, nos dices hoy al final del evangelio. Con la ayuda de tu Espíritu seremos tus testigos en el mundo si vivimos con alegría nuestra vida. Y seremos tus testigos si pasamos por la vida haciendo el bien como tú. Contamos con tu ayuda.

Amén.

ÉL SIGUE VIVO ENTRE NOSOTROS

PRUEBA DE ELLO...

Isabel Vique Sánchez

Isabel (Sori) es Teatina; comunidad religiosa enclavada en el Barrio San Pedro de la Fuente desde hace 11 años.

Vive en la Residencia Úrsula Benincasa dónde esta congregación tiene escuela infantil y residencia de estudiantes.

Aunque ha estado destinada en Burgos durante tres etapas; actualmente lleva en la ciudad tres años.

Su comunidad está vinculada a la parroquia de San Lesmes Abad; que recientemente ha cumplido 45 años de servicio.

A nivel diocesano colabora con la Delegación de Juventud y es integrante del coro PEDAL (Potente Equipo de Animación Litúrgica).

Pascua 'Pre- San Lesmes'.

En este tiempo de Pascua en la que celebramos la Resurrección de Jesús, dinos si Jesús es para ti alguien que vive y te relacionas con él. ¿Quién es Jesús para ti?

Jesús es referente de vida, acompañante, modelo…

Con un lenguaje musical digo que es como el sostenido en una nota musical: “sostiene mi vida y pone todo lo que me falta”.

Es cierto que como religiosa que soy (Religiosa Teatina) hice mis votos, vivo en comunidad, desempeño unas tareas… Pero siempre mirando a Cristo puedo descubrir qué me enseña, qué me falta, qué me pide… Y en mis espacios y oración puedo ir percibiendo por dónde me lleva.

¿En qué momentos y cómo se manifiesta esa relación con Jesús en tu vida?

Se manifiesta en mi relación diaria con mi comunidad, con la gente que trató cada día, en las decisiones que debo tomar, en la manera de hacer y decidir creo que se debe notar desde donde vivo y como vivo.

¿Qué consecuencias tiene en tu vida esta fe o creencia en Jesús que vive?

En primer lugar que debo vivir como religiosa y persona que he sido elegida para vivir entregada a Él y a su tarea.

Tengo que hablar de Él con mi vida, con mis actos, con mis palabras.

¿Qué le dirías a uno que no cree en esta verdad de fe: no cree que Jesús, como hombre que fue igual que nosotros, resucitó y vive?

Primero tendré que hablarle de quién es ese Jesús y que significa su vida para mí y desde ahí ayudarle a descubrirle, conocerle y quererle… luego puede o no llegar a descubrir que puede ser ese acompañante que siempre va con el…. Y habrá que acompañar su proceso.

III Domingo de Pascua

Primera lectura

Lectura de los Hechos de los Apóstoles

(3, 13-15. 17-19)

En aquellos días, Pedro dijo a la gente:
El Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su siervo Jesús, al que vosotros entregasteis y rechazasteis ante Pilato, cuando había decidido soltarlo. Vosotros renegasteis del Santo y del justo, y pedisteis el indulto de un asesino; matasteis al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos, y nosotros somos testigos de ello.Ahora bien, hermanos, sé que lo hicisteis por ignorancia, al igual que vuestras autoridades; pero Dios cumplió de esta manera lo que había predicho por los profetas, que su Mesías tenía que padecer. Por tanto, arrepentíos y convertíos, para que se borren vuestros pecados.

Salmo

Haz brillar sobre nosotros, Señor, la luz de tu rostro

Escúchame cuando te invoco,
Dios de mi justicia; tú que en el aprieto me diste anchura,
ten piedad de mí
y escucha mi oración. R/.

Sabedlo: el Señor hizo milagros en mi favor,
y el Señor me escuchará cuando lo invoque.

Hay muchos que dicen:
«¿Quién nos hará ver la dicha,
si la luz de tu rostro ha huido de nosotros?» R/.

En paz me acuesto y en seguida me duermo,
porque tú solo, Señor,
me haces vivir tranquilo. R/.

Segunda lectura

Lectura de la primera carta del apóstol San Juan

(2, 1-5a)

Hijos míos, os escribo esto para que no pequéis. Pero, si alguno peca, tenemos a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el Justo. Él es víctima de propiciación por nuestros pecados, no sólo por los nuestros, sino también por los del mundo entero. En esto sabemos que lo conocemos: en que guardamos sus mandamientos. Quien dice: «Yo lo conozco», y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso, y la verdad no está en él. Pero quien guarda su palabra, ciertamente el amor de Dios ha llegado en él a su plenitud.

Evangelio del día

Lectura del Santo Evangelio según San Lucas

(24, 35-48)

En aquel tiempo, los discípulos de Jesús contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.

Estaban hablando de estas cosas, cuando él se presentó en medio de ellos y les dice:
«Paz a vosotros».

Pero ellos, aterrorizados y llenos de miedo, creían ver un espíritu. Y él les dijo:

«¿Por qué os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas en vuestro corazón? Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un espíritu no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo». Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Y como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo:

«¿Tenéis ahí algo de comer?»

Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos. Y les dijo:

«Esto es lo que os dije mientras estaba con vosotros: que era necesario que se cumpliera todo lo escrito en la ley de Moisés y en los Profetas y Salmos acerca de mí». Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras. Y les dijo:

«Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día, y en su nombre se proclamará la conversión para el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto».

DOMINGO 7 DE ABRIL -PASCUA 2024-

¡JESÚS RESUCITÓ!

¡ÉL VIVE HOY!

Lectura del santo Evangelio según San Juan 20, 19-31

Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:
«Paz a vosotros».
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
«Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo».
Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo:
«Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».
Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían:
«Hemos visto al Señor».
Pero él les contestó:
«Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo».
A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo:
«Paz a vosotros».
Luego dijo a Tomás:
«Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente».
Contestó Tomás:
«¡Señor mío y Dios mío!».
Jesús le dijo:
«¿Porque me has visto has creído? Bienaventurados los que crean sin haber visto».
Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Estos han sido escritos para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.

Palabra de Dios.

Oración

Señor Jesús, a los ocho días de la Pascua, seguimos celebrando el gran acontecimiento de nuestra fe: que tú has resucitado y vives entre nosotros. Gracias, Jesús, porque has querido hacerte presente y visible en medio de tus discípulos cuando estaban reunidos con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Gracias porque les has enseñado las manos y el costado para que se convencieran de que eres tú mismo en persona, el crucificado que has resucitado. Gracias porque el saludo de paz que les repites hasta tres veces en el evangelio de hoy, es también para nosotros: “Paz a vosotros”. Y nos haces partícipes de tu misión en el mundo: “Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo… Recibid el Espíritu Santo”.

Gracias, Señor Jesús, porque, a través del apóstol Tomás, nos haces una amable corrección que nos hace mucho bien: “No seas incrédulo, sino creyente”. Y nos alegra estar comprendidos en la bienaventuranza: “Bienaventurados los que crean sin haber visto”. Gracias, Señor Jesús, porque tus palabras del evangelio han sido escritas “para que creamos que tú eres el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengamos vida en tu nombre”.

Nos alegramos, Jesús, porque “esta es la victoria que vence al mundo, nuestra fe”. Nos alegramos también de formar parte de una comunidad cristiana como la primera comunidad de la Iglesia “que lo tenían todo en común y distribuía a cada uno según su necesidad”.

Hoy, domingo de la misericordia, “damos gracias a Dios porque es bueno, porque es eterna su misericordia”.

Amén.

ÉL SIGUE VIVO ENTRE NOSOTROS

PRUEBA DE ELLO...

Ana Vicario López

Ana es nacida en el barrio y tiene formada una familia con dos hijos de 18 y 22 años.

Pertenece a la Parroquia de San Pedro de la Fuente donde es catequista de niños del Despertar, voluntaria de Cáritas Parroquial y miembro del Consejo Pastoral Parroquial.

Fuera de la parroquia, tiene el cargo de Presidenta de Cáritas a nivel del Arciprestazgo del Vena.

En este tiempo de Pascua en la que celebramos la Resurrección de Jesús, dinos si Jesús es para ti alguien que vive y te relacionas con él. ¿Quién es Jesús para ti?

Por supuesto que está vivo, vive dentro de mí y en los demás, sean creyentes o no; para mí Él está en mí día a día en muchos aspectos.

Él es mi hermano, al que pido consejo cuando lo necesito. Él es mi amigo, en el que puedo confiar y contarle mis alegrías, penas, inquietudes… Él es la luz, que me guía en el día a día y me alumbra para que no me salga del camino. Y sobre todo Él es perdón, el que encuentro cuando me equivoco, que no son pocas veces.

¿En qué momentos y cómo se manifiesta esa relación con Jesús en tu vida?

Esa relación con Él no solamente la tengo cuando acudo a la Iglesia, ni cuando le rezo…, sino en muchos momentos:

– En mi día a día, en mi relación con mis hijos, con mi familia, con los compañeros del trabajo, con mis amistades….

– Desde mi voluntariado en Cáritas, que cuando tengo frente a mí al necesitado.

– Con mis peques de catequesis, a los que intento mostrar a Jesús como yo le veo, alguien muy cercano a nosotros.

En todos esos momentos se me manifiesta de diferentes maneras, en diferentes rostros y con sus diferentes necesidades.

¿Qué consecuencias tiene en tu vida esta fe o creencia en Jesús que vive?

Estoy segura, que todos en algún momento hemos tenido momentos difíciles en nuestra vida, en el que nos hemos podido cuestionar lo que me preguntas.

Yo en parte lo tuve; cuestioné si mi forma de vivir mi fe era la correcta, pero lo que no me cuestioné en ese momento fue a Jesús. Él es el que me dio fuerzas para seguir adelante.

Y en la actualidad estoy totalmente segura de como vivo mi fe y que Jesús es mi aliento del día a día.

¿Qué le dirías a uno que no cree en esta verdad de fe: no cree que Jesús, como hombre que fue igual que nosotros, resucitó y vive?

Una de las cosas que me ha enseñado ser voluntaria de Cáritas y que tengo totalmente claro, que lo primero es tener respeto hacia esa persona, bien por su cultura, su creencia, su forma de vivir la fe o de no vivirla. 

Pero les diría: Dios nos mandó a su Hijo, para que viviese como nosotros, para que padeciese, para que se sacrificase y muriese por nosotros.

Jesús murió para salvarnos y resucitó para cada uno de nosotros, Él está ahí, no nos abandona, cualquier momento es bueno para ir hacia Él, cuando quieras dar ese paso, Él te acogerá.

II Domingo de Pascua

Primera lectura

Lectura del Libro de los Hechos de los Apóstoles

(4, 32-35)

El grupo de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma: nadie llamaba suyo propio nada de lo que tenía, pues lo poseían todo en común.
Los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús con mucho valor.
Y se los miraba a todos con mucho agrado. Entre ellos no había necesitados, pues los que poseían tierras o casas las vendían, traían el dinero de lo vendido y lo ponían a los pies de los apóstoles; luego se distribuía a cada uno según lo que necesitaba.

Salmo

Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia

Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia.
Diga la casa de Aarón:
eterna es su misericordia.
Digan los fieles del Señor:
eterna es su misericordia. R/.

«La diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es excelsa».
No he de morir, viviré
para contar las hazañas del Señor.
Me castigó, me castigó el Señor,
pero no me entregó a la muerte. R/.

La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente.
Este es el día que hizo el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo. R/.

Segunda lectura

Lectura de la primera carta del apóstol San Juan

(5, 1-6)

Queridos hermanos:
Todo el que cree que Jesús es el Cristo ha nacido de Dios; y todo el que ama al que da el ser ama también al que ha nacido de él.
En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios: si amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos.
Pues en esto consiste el amor de Dios: en que guardemos sus mandamientos. Y sus mandamientos no son pesados, pues todo lo que ha nacido de Dios vence al mundo. Y lo que ha conseguido la victoria sobre el mundo es nuestra fe.
¿Quién es el que vence al mundo sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?
Este es el que vino por el agua y la sangre: Jesucristo. No solo en el agua, sino en el agua y en la sangre; y el Espíritu es quien da testimonio, porque el Espíritu es la verdad.

Evangelio del día

Lectura del Santo Evangelio según San Juan

(20, 19-31)

Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en
medio y les dijo:
«Paz a vosotros».
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
«Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo».
Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo:
«Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».
Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían:
«Hemos visto al Señor».
Pero él les contestó:
«Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo».
A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo:
«Paz a vosotros».
Luego dijo a Tomás:
«Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente».
Contestó Tomás:
«¡Señor mío y Dios mío!».
Jesús le dijo:
«¿Porque me has visto has creído? Bienaventurados los que crean sin haber visto».
Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Estos han sido escritos para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.